TertuliaLatinaX
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En la triste commemoración del primer aniversario del desastre de la dana, una cadena humana encendió velas a ambos lados de la rambla del Poyo en Paiporta (Valencia), recordando a las víctimas de la catástrofe que dejó un rastro de dolor y pérdida. La Plataforma del Voluntariat de la Comunitat Valenciana, junto con entidades como Riada de Recursos Solidarios, organizó este acto público para honrar a las familias afectadas y mantener viva la memoria de los fallecidos.
El homenaje se llevó a cabo en el Ateneo Musical y Mercantil, donde se leí un manifiesto que recordaba a las víctimas y abrazaba a sus familias. "Nada puede borrar el miedo, la pérdida o el silencio que dejó el agua", afirmaron, pero también recordaron que "frente al desorden, se alzaron las manos, una tras otra, como pilares de esperanza". Las personas que se unieron en esa cadena humana eran jóvenes y mayores, mujeres y hombres, personas llegadas de diferentes lugares, todas unidas por la misma fuerza: la no rendición.
La solidaridad fue el motor que impulsó esa cadena humana que "ni el temporal pudo quebrar". No había uniformes, pero compartían un emblema invisible: la voluntad de ayudar. Desde pueblos pequeños a ciudades heridas, desde dentro y fuera de la Comunitat Valenciana, se alzó una cadena humana que demostraba la dignidad con que los pueblos enfrentan desastres.
La plataforma también destacó que "la solidaridad no se mide solo en la urgencia de aquellos días, sino en la constancia silenciosa que vino después". Asociaciones, personas voluntarias y vecinos siguen sumando esfuerzos y compartiendo tiempo y esperanza con las familias que aún reconstruyen sus casas y sus vidas. La empatía levanta muros y la ayuda compartida es la base de toda recuperación.
En resumen, el homenaje a las víctimas del desastre de la dana fue un acto de solidaridad y constancia que demostró que la esperanza no se apaga. La plataforma ha recordado a todos los involucrados en esta catástrofe y ha destacado que su compromiso ha hecho posible que la esperanza siga viva.
El homenaje se llevó a cabo en el Ateneo Musical y Mercantil, donde se leí un manifiesto que recordaba a las víctimas y abrazaba a sus familias. "Nada puede borrar el miedo, la pérdida o el silencio que dejó el agua", afirmaron, pero también recordaron que "frente al desorden, se alzaron las manos, una tras otra, como pilares de esperanza". Las personas que se unieron en esa cadena humana eran jóvenes y mayores, mujeres y hombres, personas llegadas de diferentes lugares, todas unidas por la misma fuerza: la no rendición.
La solidaridad fue el motor que impulsó esa cadena humana que "ni el temporal pudo quebrar". No había uniformes, pero compartían un emblema invisible: la voluntad de ayudar. Desde pueblos pequeños a ciudades heridas, desde dentro y fuera de la Comunitat Valenciana, se alzó una cadena humana que demostraba la dignidad con que los pueblos enfrentan desastres.
La plataforma también destacó que "la solidaridad no se mide solo en la urgencia de aquellos días, sino en la constancia silenciosa que vino después". Asociaciones, personas voluntarias y vecinos siguen sumando esfuerzos y compartiendo tiempo y esperanza con las familias que aún reconstruyen sus casas y sus vidas. La empatía levanta muros y la ayuda compartida es la base de toda recuperación.
En resumen, el homenaje a las víctimas del desastre de la dana fue un acto de solidaridad y constancia que demostró que la esperanza no se apaga. La plataforma ha recordado a todos los involucrados en esta catástrofe y ha destacado que su compromiso ha hecho posible que la esperanza siga viva.