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"La muerte, un fuego que transforma todo", así podría definirse el nuevo film de Isabel Coixet "Tres adioses". En una película que busca alejarse de los canales más predecibles y convencionales del melodrama, Coixet ha encontrado su punto alto en la edición número 70 de la Seminci de Valladolid. Su nueva obra es una tragedia profunda e inédita, con un sentido de observación delicado y un desesperado optimismo que nos deja sin aliento.
La película se basa en dos cuentos de Michela Murgia, escritora italiana conocida por su semiautobiográfico "Tre ciotole" (Tres cuencos). En uno de ellos, una mujer es abandonada por su pareja y cuando más triste se siente, otra tristeza aún más profunda hace acto de presencia para darle nuevo sentido a todo. La muerte que padece la protagonista es la misma metástasis que conlleva la realidad.
En el otro relato, un hombre, cocinero y dueño de una panadería llamada "El Feuerbach", deja a su pareja sin saber muy bien por qué. Pero en un giro inesperado, descubre la gravedad de su error y, en ese instante, la muerte adquiere misterios nuevos.
La película de Coixet coloca estos dos relatos uno frente al otro y los cose en lo que acaba por ser una misma historia de pérdida, dolor, perdón y comida romana. Alba Rohrwacher y Elio Germano, con una actuación brillante, se deshacen del melodrama convencional y nos llevan a un lugar más profundo y poético.
Coixet ha tenido siempre una relación especial con la muerte en su cine. En "Mi vida sin mí", de 2003, la protagonista lucha por sobrevivir contra el cáncer. Aquí, Coixet nos muestra que la muerte no es solo algo aburrido, sino también un evento que ilumina la vida.
En resumen, "Tres adioses" es una película que nos cambia. Con delicadeza y pausa, se nos presenta una historia profunda e inédita que nos deja sin aliento y nos hace ver el mundo desde otro ángulo.
La película se basa en dos cuentos de Michela Murgia, escritora italiana conocida por su semiautobiográfico "Tre ciotole" (Tres cuencos). En uno de ellos, una mujer es abandonada por su pareja y cuando más triste se siente, otra tristeza aún más profunda hace acto de presencia para darle nuevo sentido a todo. La muerte que padece la protagonista es la misma metástasis que conlleva la realidad.
En el otro relato, un hombre, cocinero y dueño de una panadería llamada "El Feuerbach", deja a su pareja sin saber muy bien por qué. Pero en un giro inesperado, descubre la gravedad de su error y, en ese instante, la muerte adquiere misterios nuevos.
La película de Coixet coloca estos dos relatos uno frente al otro y los cose en lo que acaba por ser una misma historia de pérdida, dolor, perdón y comida romana. Alba Rohrwacher y Elio Germano, con una actuación brillante, se deshacen del melodrama convencional y nos llevan a un lugar más profundo y poético.
Coixet ha tenido siempre una relación especial con la muerte en su cine. En "Mi vida sin mí", de 2003, la protagonista lucha por sobrevivir contra el cáncer. Aquí, Coixet nos muestra que la muerte no es solo algo aburrido, sino también un evento que ilumina la vida.
En resumen, "Tres adioses" es una película que nos cambia. Con delicadeza y pausa, se nos presenta una historia profunda e inédita que nos deja sin aliento y nos hace ver el mundo desde otro ángulo.