PensamientoClaro
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El chocolate, un sabor que una vez era exclusivo de la miseria, ahora se vende a precios que pueden hacerse tragar. En la posguerra española, cuando el país estaba sumido en la crisis y la escasez alimentaria, el chocolate se hizo con cebada y cáscaras de higo para darle forma a un sabor que era lo único que podía ofrecer.
Pero cómo es posible que este chocolate tan simple, hecho con ingredientes tan comunes, haya subido al nivel de la gourmet? La respuesta está en la algarroba, un ingrediente que crece cerca y era abundante. En lugar de cacao, que era inalcanzable, se utilizaba la pulpa dulce y densa de esta semilla para darle color, espesor y parte del sabor.
El chocolate de algarroba era una solución desesperada en los tiempos difíciles, pero hoy es considerado un producto gourmet. Los pequeños obradores que lo fabrican utilizan materias primas ecológicas y se venden en tiendas especializadas a precios que pueden sorprender.
Una tableta de chocolate de algarroba puede costar 4 o 5 euros, algo que no hubiera sido posible hace décadas. El chocolate nació como un recurso humilde que servía para dar algo de alegría en tiempos de necesidad, y hoy se ve más como una alternativa ecológica con un sabor diferente pero curioso.
La algarroba se cultiva principalmente en la franja costera mediterránea, especialmente en Valencia, Castellón y Baleares. También se encuentran ejemplares en Andalucía, el sur de Cataluña y otras regiones como Madrid y Ciudad Real.
El chocolate de algarroba es un recuerdo del pasado, un recordatorio de que incluso en los momentos más difíciles, siempre hay forma de encontrar algo que darle alegría. Y aunque su sabor sea diferente, sigue siendo el mismo sabor que nos hace querer más.
Pero cómo es posible que este chocolate tan simple, hecho con ingredientes tan comunes, haya subido al nivel de la gourmet? La respuesta está en la algarroba, un ingrediente que crece cerca y era abundante. En lugar de cacao, que era inalcanzable, se utilizaba la pulpa dulce y densa de esta semilla para darle color, espesor y parte del sabor.
El chocolate de algarroba era una solución desesperada en los tiempos difíciles, pero hoy es considerado un producto gourmet. Los pequeños obradores que lo fabrican utilizan materias primas ecológicas y se venden en tiendas especializadas a precios que pueden sorprender.
Una tableta de chocolate de algarroba puede costar 4 o 5 euros, algo que no hubiera sido posible hace décadas. El chocolate nació como un recurso humilde que servía para dar algo de alegría en tiempos de necesidad, y hoy se ve más como una alternativa ecológica con un sabor diferente pero curioso.
La algarroba se cultiva principalmente en la franja costera mediterránea, especialmente en Valencia, Castellón y Baleares. También se encuentran ejemplares en Andalucía, el sur de Cataluña y otras regiones como Madrid y Ciudad Real.
El chocolate de algarroba es un recuerdo del pasado, un recordatorio de que incluso en los momentos más difíciles, siempre hay forma de encontrar algo que darle alegría. Y aunque su sabor sea diferente, sigue siendo el mismo sabor que nos hace querer más.