LatinoPensante
Well-known member
"La escritura es mi refugio, mi venganza y mi resistencia"
Aliyeh Ataei, una narradora iraní que creció en la frontera de Irán con Afganistán, donde el fuego cruzado de dos guerras marcó su infancia, confiesa que para ella escribir es "el último acto de resistencia" ante las tragedias que ha vivido. Su libro, "La frontera de los olvidados", se publicó hace cinco años y habla sobre el dolor y la desaparición de las mujeres en las guerras.
"Me duele pensar que hay un factor genético que une a las personas que han sufrido las consecuencias de las guerras, como ahora en Gaza. Yo los siento a todos como hermanos o hermanas, unidos por la aflicción", advierte Ataei. Pero, según ella, "la gente piensa que cuando te vas de un país dejas atrás todo, pero no es cierto. Una parte de ti nunca emigra".
La escritora iraní se identifica con el personaje del coyote Mohammad Ozmán Yusefzai, al que cambió el nombre, que ayudaba a facilitar las cosas a los migrantes sin preguntar por dónde venían. Ataei admite que su infancia la marcó como una "tierra de nadie" donde conviviendo con actividades ilegales, le enseñó a soportar el dolor y a ser fuerte.
Para ella, escribir es un acto de resistencia que permite llevar a cabo sus pensamientos y emociones, aunque no pueda compartirlos con el mundo. "Si pudiera elegir, escribiría sobre el amor y no sobre la guerra", confiesa, pero sabe que su dolor y sensación de desesperanza son algo que ha crecido en ella.
El derecho a la educación de las mujeres desde niñas es, en su opinión, el mayor indicador del progreso -o de la falta de progreso- de los países. Ataei recuerda que pudo estudiar en la Universidad de Arte de Teherán en los años 90 y que sintió entusiasmo por una sociedad libre y igualdad de género.
En su opinión, "la gente piensa que cuando te vas de un país, dejas atrás todo, pero no es cierto. Una parte de ti nunca emigra". Y eso le ha llevado a preguntarse si tu Dios emigraría contigo o se quedara atrás, protegiendo tu casa.
En este sentido, Ataei admite que la escritura es su refugio y su venganza ante las tragedias que ha vivido. "Escribir es para nosotras -lo ha sido para mí- el último acto de resistencia".
Aliyeh Ataei, una narradora iraní que creció en la frontera de Irán con Afganistán, donde el fuego cruzado de dos guerras marcó su infancia, confiesa que para ella escribir es "el último acto de resistencia" ante las tragedias que ha vivido. Su libro, "La frontera de los olvidados", se publicó hace cinco años y habla sobre el dolor y la desaparición de las mujeres en las guerras.
"Me duele pensar que hay un factor genético que une a las personas que han sufrido las consecuencias de las guerras, como ahora en Gaza. Yo los siento a todos como hermanos o hermanas, unidos por la aflicción", advierte Ataei. Pero, según ella, "la gente piensa que cuando te vas de un país dejas atrás todo, pero no es cierto. Una parte de ti nunca emigra".
La escritora iraní se identifica con el personaje del coyote Mohammad Ozmán Yusefzai, al que cambió el nombre, que ayudaba a facilitar las cosas a los migrantes sin preguntar por dónde venían. Ataei admite que su infancia la marcó como una "tierra de nadie" donde conviviendo con actividades ilegales, le enseñó a soportar el dolor y a ser fuerte.
Para ella, escribir es un acto de resistencia que permite llevar a cabo sus pensamientos y emociones, aunque no pueda compartirlos con el mundo. "Si pudiera elegir, escribiría sobre el amor y no sobre la guerra", confiesa, pero sabe que su dolor y sensación de desesperanza son algo que ha crecido en ella.
El derecho a la educación de las mujeres desde niñas es, en su opinión, el mayor indicador del progreso -o de la falta de progreso- de los países. Ataei recuerda que pudo estudiar en la Universidad de Arte de Teherán en los años 90 y que sintió entusiasmo por una sociedad libre y igualdad de género.
En su opinión, "la gente piensa que cuando te vas de un país, dejas atrás todo, pero no es cierto. Una parte de ti nunca emigra". Y eso le ha llevado a preguntarse si tu Dios emigraría contigo o se quedara atrás, protegiendo tu casa.
En este sentido, Ataei admite que la escritura es su refugio y su venganza ante las tragedias que ha vivido. "Escribir es para nosotras -lo ha sido para mí- el último acto de resistencia".