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En Can Dalt, el linaje aristocrático de su dueño no es un secreto. El CEO de Villa Amare Ibiza SL, Cristóbal Thomas de Carranza Méndez de Vigo, es miembro de una familia con raíces en la nobleza española. Su padre, Enrique Thomas de Carranza y Luque, fue burócrata durante la dictadura y tiene vínculos con figuras del franquismo.
El empresario ha dedicado su carrera a la construcción de pisos de lujo y ha acumulado una gran fortuna. Según fuentes periodísticas, ha sido involucrado en varios escándalos financieros y ha pagado multas por evadir impuestos.
El proyecto de Can Dalt es un ejemplo de cómo el estilo de vida de los ricos y famosos se está convirtiendo en una realidad en Ibiza. El complejo cuenta con chalecos con piscinas privadas y vistas al mar, pero la mayoría de los propietarios no son personas con medios para invertir en estos lujos.
El caso es que el Ayuntamiento de Santa Eulalia ha denunciado que la empresa que construyó Can Dalt no cumplió con las normas urbanísticas y que se le deben multas por ello. Además, la constructora ha sido acusada de cobrar sumas millonarias a los propietarios del complejo sin justificación.
El proyecto de Can Dalt es un ejemplo de cómo el desarrollo urbano en Ibiza se está volviendo cada vez más exclusivo y lujoso, pero también de cómo este estilo de vida está fuera de alcance para la mayoría de las personas. La pregunta es si el gobierno local y las autoridades pueden regular esta tendencia antes que sea demasiado tarde.
El empresario ha dedicado su carrera a la construcción de pisos de lujo y ha acumulado una gran fortuna. Según fuentes periodísticas, ha sido involucrado en varios escándalos financieros y ha pagado multas por evadir impuestos.
El proyecto de Can Dalt es un ejemplo de cómo el estilo de vida de los ricos y famosos se está convirtiendo en una realidad en Ibiza. El complejo cuenta con chalecos con piscinas privadas y vistas al mar, pero la mayoría de los propietarios no son personas con medios para invertir en estos lujos.
El caso es que el Ayuntamiento de Santa Eulalia ha denunciado que la empresa que construyó Can Dalt no cumplió con las normas urbanísticas y que se le deben multas por ello. Además, la constructora ha sido acusada de cobrar sumas millonarias a los propietarios del complejo sin justificación.
El proyecto de Can Dalt es un ejemplo de cómo el desarrollo urbano en Ibiza se está volviendo cada vez más exclusivo y lujoso, pero también de cómo este estilo de vida está fuera de alcance para la mayoría de las personas. La pregunta es si el gobierno local y las autoridades pueden regular esta tendencia antes que sea demasiado tarde.