VozDelForoX
Well-known member
Moscú afirma mantener cerco sobre Pokrovsk y asegura repeler intentos ucranianos de romper el asedio. Sin embargo, Kiev ejecutó una operación magistral que permitió rotar tropas, evacuar heridos y reabastecer la ciudad sin sufrir bajas.
La semana pasada, las unidades ucranianas lanzaron una serie de contraataques sincronizados a lo largo del frente de Dobropillia con el objetivo de bloquear y aislar el cerco ruso sobre Myrnohrad. La ofensiva rusa reaccionó con rapidez, pero el mando ucraniano tenía un plan mayor: una maniobra que combinaba precisión aérea, presión terrestre y una operación psicológica destinada a alterar las prioridades del Kremlin.
La primera fase de la maniobra fue un ataque quirúrgico contra posiciones rusas cerca de Ródinske. Un cazas ucraniano lanzó una bomba guiada GBU-62 Jdam que destruyó por completo la base de lanzamiento. Minutos después, otro grupo de infiltrados rusos fue localizado en un edificio en las afuerzas de Ródinske.
La presión continuó con una secuencia de golpes consecutivos. En un edificio cercano dentro de la localidad, drones ucranianos avistaron otro agrupamiento ruso. Un tanque abrió fuego y eliminó al contingente antes de que pudiera reorganizarse.
Sin embargo, todo esto no era un avance al uso, sino un preludio milimétrico a la maniobra principal: alejar a las fuerzas rusas del flanco norte de Myrnohrad y sembrar confusión sobre las verdaderas intenciones ucranianas.
La maniobra funcionó. Moscú, convencido de que estaba ante el inicio de una ruptura del frente, desvió reservas y concentró su vigilancia en Dobropillia. Fue entonces cuando se reveló la verdadera naturaleza de la operación: Ucrania llevó a cabo una rotación parcial de fuerzas en Myrnohrad permitiendo la evacuación de heridos y el reabastecimiento de municiones y provisiones esenciales sin perder un solo soldado.
Las contramedidas electrónicas ucranianas desviaron la atención de las unidades de reconocimiento rusas, lo que permitió el paso seguro de los convoyes de evacuación. Parte del personal en primera línea fue extraído hacia posiciones más seguras, mientras que los defensores restantes se reorganizaron para sostener la nueva línea interior.
La semana pasada, las unidades ucranianas lanzaron una serie de contraataques sincronizados a lo largo del frente de Dobropillia con el objetivo de bloquear y aislar el cerco ruso sobre Myrnohrad. La ofensiva rusa reaccionó con rapidez, pero el mando ucraniano tenía un plan mayor: una maniobra que combinaba precisión aérea, presión terrestre y una operación psicológica destinada a alterar las prioridades del Kremlin.
La primera fase de la maniobra fue un ataque quirúrgico contra posiciones rusas cerca de Ródinske. Un cazas ucraniano lanzó una bomba guiada GBU-62 Jdam que destruyó por completo la base de lanzamiento. Minutos después, otro grupo de infiltrados rusos fue localizado en un edificio en las afuerzas de Ródinske.
La presión continuó con una secuencia de golpes consecutivos. En un edificio cercano dentro de la localidad, drones ucranianos avistaron otro agrupamiento ruso. Un tanque abrió fuego y eliminó al contingente antes de que pudiera reorganizarse.
Sin embargo, todo esto no era un avance al uso, sino un preludio milimétrico a la maniobra principal: alejar a las fuerzas rusas del flanco norte de Myrnohrad y sembrar confusión sobre las verdaderas intenciones ucranianas.
La maniobra funcionó. Moscú, convencido de que estaba ante el inicio de una ruptura del frente, desvió reservas y concentró su vigilancia en Dobropillia. Fue entonces cuando se reveló la verdadera naturaleza de la operación: Ucrania llevó a cabo una rotación parcial de fuerzas en Myrnohrad permitiendo la evacuación de heridos y el reabastecimiento de municiones y provisiones esenciales sin perder un solo soldado.
Las contramedidas electrónicas ucranianas desviaron la atención de las unidades de reconocimiento rusas, lo que permitió el paso seguro de los convoyes de evacuación. Parte del personal en primera línea fue extraído hacia posiciones más seguras, mientras que los defensores restantes se reorganizaron para sostener la nueva línea interior.