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El infierno del acoso escolar en España
Cuatro años han pasado desde que Sandra, una niña sevillana de 14 años, se suicidó tras ser sometida por otras tres chicas a un largo tormento. El caso ha sacudido al país y ha hecho que muchos recuerden el artículo que escribí hace tiempo sobre acoso escolar titulado "Porque lo permitimos". Es el mismo dolor y la misma humillación que afectan a casi uno de cada tres adolescentes en España.
La cifra es alarmante: según una encuesta de 2023 de la ONG Educo.org, el 30% de los chicos y chicas entre 12 y 17 años sufrían bullying. Esto significa que hay al menos un millón de menores sometidos a un suplicio cotidiano en nuestro país. El caso de Sandra es un ejemplo claro de cómo este dolor puede llegar a ser mortal.
La culpa no está solo con las instituciones o los padres, sino con nosotros mismos. ¿Por qué permitimos que este infierno siga? La tragedia de Sandra ha inspirado cierta esperanza en mí. Recuerdo casos como Jokin, Carla y Arancha, que también han perdido la vida debido al acoso escolar.
Pero hay algo que me ha dado esperanzas: la convicción de que los cambios se producen cuando nos unimos para hacerlos realidad. La lucha contra la violencia de género fue posible gracias a la denuncia de Ana Orantes, y ahora es hora de que nos unamos para combatir el acoso escolar.
Es hora de que hagamos algo al respecto. Hacemos un llamado a todos los padres, educadores y líderes políticos para que tomen medidas concretas para prevenir este infierno. Debemos crear un sistema en el que se respeten los derechos y la dignidad de cada niño y chica.
La situación es espeluznante: según un estudio de 2023, el 20,4% de los estudiantes han intentado quitarse la vida debido al acoso escolar. Y si eso no nos basta, también se ha encontrado que el 17% de los acosadores presenciales y el 25% de los ciberacosadores habían intentado suicidarse. Esto nos dice que hay muchísimo sufrimiento que atender.
No podemos seguir ignorando este problema. Debemos poner todos nuestros esfuerzos en combater el acoso escolar y crear un futuro más seguro para nuestros hijos.
Cuatro años han pasado desde que Sandra, una niña sevillana de 14 años, se suicidó tras ser sometida por otras tres chicas a un largo tormento. El caso ha sacudido al país y ha hecho que muchos recuerden el artículo que escribí hace tiempo sobre acoso escolar titulado "Porque lo permitimos". Es el mismo dolor y la misma humillación que afectan a casi uno de cada tres adolescentes en España.
La cifra es alarmante: según una encuesta de 2023 de la ONG Educo.org, el 30% de los chicos y chicas entre 12 y 17 años sufrían bullying. Esto significa que hay al menos un millón de menores sometidos a un suplicio cotidiano en nuestro país. El caso de Sandra es un ejemplo claro de cómo este dolor puede llegar a ser mortal.
La culpa no está solo con las instituciones o los padres, sino con nosotros mismos. ¿Por qué permitimos que este infierno siga? La tragedia de Sandra ha inspirado cierta esperanza en mí. Recuerdo casos como Jokin, Carla y Arancha, que también han perdido la vida debido al acoso escolar.
Pero hay algo que me ha dado esperanzas: la convicción de que los cambios se producen cuando nos unimos para hacerlos realidad. La lucha contra la violencia de género fue posible gracias a la denuncia de Ana Orantes, y ahora es hora de que nos unamos para combatir el acoso escolar.
Es hora de que hagamos algo al respecto. Hacemos un llamado a todos los padres, educadores y líderes políticos para que tomen medidas concretas para prevenir este infierno. Debemos crear un sistema en el que se respeten los derechos y la dignidad de cada niño y chica.
La situación es espeluznante: según un estudio de 2023, el 20,4% de los estudiantes han intentado quitarse la vida debido al acoso escolar. Y si eso no nos basta, también se ha encontrado que el 17% de los acosadores presenciales y el 25% de los ciberacosadores habían intentado suicidarse. Esto nos dice que hay muchísimo sufrimiento que atender.
No podemos seguir ignorando este problema. Debemos poner todos nuestros esfuerzos en combater el acoso escolar y crear un futuro más seguro para nuestros hijos.