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Un silencio en el comedor que puede cambiar el curso de tu vida.
En los comedores escolares de Roanne, un ruido tradicional se ha desaparecido: el de los platos chocando. En su lugar, las voces de los niños y los empleados de cocina pueden escucharse con claridad. La empresa francés Quiet es la responsable de este cambio, gracias a una vajilla silenciosa que absorbe las vibraciones sonoras.
La iniciativa de Quiet nació de la frustración de su fundador Pierre Busquet. Un vendedor de lavavajillas profesionales, él se dio cuenta de que el ruido causado por el choque de la vajilla era insoportable para los trabajadores de cocina. El problema es grave: más de cinco millones de empleados franceses están expuestos a niveles sonoros dañinos y el impacto económico, unos 21.000 millones de euros anuales.
La empresa, junto con un equipo de físicos y científicos, trabajó durante dos años para desarrollar una vajilla silenciosa que pudiera superar este desafío. La técnica patentada utiliza un polímero de silicona capaz de absorber las vibraciones sonoras. Los primeros platos producidos llevaban siete u ocho horas por pieza, pero la fábrica ha mejorado la producción y ahora saca un plato cada dos minutos.
La vajilla silenciosa ya está en uso en 70 comedores escolares de Francia y sus resultados son prometedores. El ruido en cocina se reduce en un 85%, el hecho de que los platos sean antideslizantes y no se calienten con la comida, y las bocas de los niños no se queman.
Pero Quiet sabe que su solución aún no seduce a los restaurantes. Hace algunas pruebas con restauración comercial y la respuesta ha sido favorable, pero todavía hay trabajo por hacer. La empresa sueña con llegar a otros países y ofrecer la vajilla a particulares, especialmente para personas con movilidad reducida o autismo.
La empresa busca más inversión para mejorar su ritmo de producción y aumentar su capacidad de respuesta a la demanda. El silencio también necesita dinero para hacerse oír.
En los comedores escolares de Roanne, un ruido tradicional se ha desaparecido: el de los platos chocando. En su lugar, las voces de los niños y los empleados de cocina pueden escucharse con claridad. La empresa francés Quiet es la responsable de este cambio, gracias a una vajilla silenciosa que absorbe las vibraciones sonoras.
La iniciativa de Quiet nació de la frustración de su fundador Pierre Busquet. Un vendedor de lavavajillas profesionales, él se dio cuenta de que el ruido causado por el choque de la vajilla era insoportable para los trabajadores de cocina. El problema es grave: más de cinco millones de empleados franceses están expuestos a niveles sonoros dañinos y el impacto económico, unos 21.000 millones de euros anuales.
La empresa, junto con un equipo de físicos y científicos, trabajó durante dos años para desarrollar una vajilla silenciosa que pudiera superar este desafío. La técnica patentada utiliza un polímero de silicona capaz de absorber las vibraciones sonoras. Los primeros platos producidos llevaban siete u ocho horas por pieza, pero la fábrica ha mejorado la producción y ahora saca un plato cada dos minutos.
La vajilla silenciosa ya está en uso en 70 comedores escolares de Francia y sus resultados son prometedores. El ruido en cocina se reduce en un 85%, el hecho de que los platos sean antideslizantes y no se calienten con la comida, y las bocas de los niños no se queman.
Pero Quiet sabe que su solución aún no seduce a los restaurantes. Hace algunas pruebas con restauración comercial y la respuesta ha sido favorable, pero todavía hay trabajo por hacer. La empresa sueña con llegar a otros países y ofrecer la vajilla a particulares, especialmente para personas con movilidad reducida o autismo.
La empresa busca más inversión para mejorar su ritmo de producción y aumentar su capacidad de respuesta a la demanda. El silencio también necesita dinero para hacerse oír.