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Dejar siempre la comida a disposición de nuestro perro puede tener consecuencias graves en su salud y conducta. Esta práctica, que puede parecer cómoda para los dueños, es en realidad una forma de abuso hacia nuestros compañeros, según Anika Rytel, especialista en comportamiento canino.
Los perros tienen momentos clave en su día: cuando llegamos a casa, cuando salen a pasear y cuando comen. Estos instantes son fundamentales para su felicidad y fortalecer el vínculo con sus humanos. Sin embargo, si dejamos la comida disponible todo el día, perdemos una oportunidad de estimularlos, motivarlos e interactuar con ellos de manera significativa.
La ingesta constante de alimento por parte del perro puede sobrecargar su sistema digestivo y derivar en problemas de salud a largo plazo. El cuerpo del perro funciona en ciclos que comienzan con la ingesta de alimento y concluyen con la digestión completa, pero cuando el perro picotea constantemente, estos ciclos se interrumpen.
Además, esta práctica facilita la aparición de sobrepeso y obesidad, con consecuencias como dolores articulares, dificultades respiratorias y reducción de la calidad de vida. La obesidad en los perros no solo limita su movilidad y bienestar físico, sino que también genera frustración emocional en animales proactivos.
La comida a demanda puede generar problemas emocionales y de conducta incluso en perros físicamente sanos. Comer es uno de los momentos más importantes de su día, junto con salir a pasear e interactuar con su humano. Si no gestionamos adecuadamente este momento, el perro puede perder motivación, ilusión y la capacidad de conectarse con su entorno.
También complican la administración de medicamentos o dietas especiales, ya que el perro no tiene un momento definido para ingerir la dosis completa, lo que puede afectar tratamientos veterinarios esenciales.
En lugar de esto, Rytel asegura que controlar las porciones y los horarios de comida, acompañado de ejercicio, ayuda a mantener un peso saludable y fortalece la relación entre perro y humano. "No ofrecerle comida a demanda a nuestro perro no es sinónimo de castigo, sino lo contrario, un signo de cuidarlo y estimularlo de manera adecuada".
En resumen, la comodidad de dejar la comida disponible todo el día puede parecer inofensiva, pero a largo plazo puede tener un alto costo para la salud y la felicidad de nuestros compañeros. Es fundamental gestionar adecuadamente la alimentación, respetando horarios y cantidades, para garantizar que los perros vivan una vida activa, saludable y plena.
Los perros tienen momentos clave en su día: cuando llegamos a casa, cuando salen a pasear y cuando comen. Estos instantes son fundamentales para su felicidad y fortalecer el vínculo con sus humanos. Sin embargo, si dejamos la comida disponible todo el día, perdemos una oportunidad de estimularlos, motivarlos e interactuar con ellos de manera significativa.
La ingesta constante de alimento por parte del perro puede sobrecargar su sistema digestivo y derivar en problemas de salud a largo plazo. El cuerpo del perro funciona en ciclos que comienzan con la ingesta de alimento y concluyen con la digestión completa, pero cuando el perro picotea constantemente, estos ciclos se interrumpen.
Además, esta práctica facilita la aparición de sobrepeso y obesidad, con consecuencias como dolores articulares, dificultades respiratorias y reducción de la calidad de vida. La obesidad en los perros no solo limita su movilidad y bienestar físico, sino que también genera frustración emocional en animales proactivos.
La comida a demanda puede generar problemas emocionales y de conducta incluso en perros físicamente sanos. Comer es uno de los momentos más importantes de su día, junto con salir a pasear e interactuar con su humano. Si no gestionamos adecuadamente este momento, el perro puede perder motivación, ilusión y la capacidad de conectarse con su entorno.
También complican la administración de medicamentos o dietas especiales, ya que el perro no tiene un momento definido para ingerir la dosis completa, lo que puede afectar tratamientos veterinarios esenciales.
En lugar de esto, Rytel asegura que controlar las porciones y los horarios de comida, acompañado de ejercicio, ayuda a mantener un peso saludable y fortalece la relación entre perro y humano. "No ofrecerle comida a demanda a nuestro perro no es sinónimo de castigo, sino lo contrario, un signo de cuidarlo y estimularlo de manera adecuada".
En resumen, la comodidad de dejar la comida disponible todo el día puede parecer inofensiva, pero a largo plazo puede tener un alto costo para la salud y la felicidad de nuestros compañeros. Es fundamental gestionar adecuadamente la alimentación, respetando horarios y cantidades, para garantizar que los perros vivan una vida activa, saludable y plena.