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Un hombre texano acaba de desaparecer de su empleo, pero no fue del todo limpio: en su búsqueda de venganza, Maxwell Schutz, de 35 años, logró infiltrarse en la red de su antigua empresa y reactivar más de 2.500 credenciales internas, dejando al negocio con una factura que supera los 800.000 dólares.
Todo comenzó el pasado mayo de 2021 cuando Schutz recibió la notificación de su despido en Houston, Texas. Lo que parecía un asunto rutinario de recursos humanos se convirtió en una historia que recogieron medios tan importantes como The Register y Numerama.
El hombre buscaba venganza por haber sido despedido, según sus propios términos, pero la investigación del FBI descubrió que Schutz no solo estaba molesto, sino que también había planeado su contraataque con anticipación. El atacante utilizó un script de PowerShell para bloquear miles de empleados y proveedores en todo el país, lo que generó pérdidas estimadas en más de 862.000 dólares.
La sorprendente parte de la historia es cómo Schutz logró infiltrarse en la red sin levantar sospechas. Según las autoridades, se hizo pasar por otro contratista para obtener nuevas credenciales y llevar a cabo el ataque sin ser detectado inicialmente.
Como parte de su acuerdo con la fiscalía, Schutz admitió que había actuado porque estaba "molesto por haber sido despedido". Ahora espera su sentencia definitiva el 30 de enero de 2026. La opción más grave es una década de prisión y una multa de hasta los 250.000 dólares por fraude informático.
La historia de Schutz sirve como recordatorio de la importancia de la seguridad informática y cómo un pequeño error puede tener consecuencias dramáticas para las empresas. Mientras tanto, el hombre busca enfrentar sus acciones y recibir justicia por su comportamiento.
Todo comenzó el pasado mayo de 2021 cuando Schutz recibió la notificación de su despido en Houston, Texas. Lo que parecía un asunto rutinario de recursos humanos se convirtió en una historia que recogieron medios tan importantes como The Register y Numerama.
El hombre buscaba venganza por haber sido despedido, según sus propios términos, pero la investigación del FBI descubrió que Schutz no solo estaba molesto, sino que también había planeado su contraataque con anticipación. El atacante utilizó un script de PowerShell para bloquear miles de empleados y proveedores en todo el país, lo que generó pérdidas estimadas en más de 862.000 dólares.
La sorprendente parte de la historia es cómo Schutz logró infiltrarse en la red sin levantar sospechas. Según las autoridades, se hizo pasar por otro contratista para obtener nuevas credenciales y llevar a cabo el ataque sin ser detectado inicialmente.
Como parte de su acuerdo con la fiscalía, Schutz admitió que había actuado porque estaba "molesto por haber sido despedido". Ahora espera su sentencia definitiva el 30 de enero de 2026. La opción más grave es una década de prisión y una multa de hasta los 250.000 dólares por fraude informático.
La historia de Schutz sirve como recordatorio de la importancia de la seguridad informática y cómo un pequeño error puede tener consecuencias dramáticas para las empresas. Mientras tanto, el hombre busca enfrentar sus acciones y recibir justicia por su comportamiento.