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Una nueva división se está creando dentro del independentismo catalán. Junts y ERC, dos partidos tradicionales de la izquierda nacionalista, se están enfrentando por su postura sobre la inmigración. Mientras que Junts ha optado por radicalizar su discurso y convertirse en una fuerza xenófoba, ERC prefiere mantenerse en el acento económico y social, aunque con un tono más moderado.
El líder de ERC, Oriol Junqueras, ha ofrecido una conferencia en la que ha fijado la posición de su partido en relación con la extrema derecha y la inmigración. Según él, "el miedo y la desesperanza no derivan de la inmigración", sino de los problemas sociales que tienen que ver en su mayoría con la pobreza y la desigualdad.
Por su parte, Junts ha apostado por un endurecimiento del discurso en materia migratoria y de seguridad. El partido ha dado de baja 4.000 registros del padrón en un solo año y asegura revisarlos "caso por caso" para evitar que sea "un colador".
La retórica hostil de Junts hacia la inmigración ha sido una postura alentada desde algunas de sus alcaldías principales, como la semana pasada cuando primeros ediles se reunieron con el secretario general del partido para compartir sus preocupaciones y reclamar que el partido se centre en hablar de inmigración y multirreincidencia.
La izquierda se divide en el Congreso frente al bloque antiinmigración de la derecha. Algunos alcaldes anteriores han manifestado posiciones como que el crecimiento de su municipio es inasumible por lo que debe ser limitado, o han defendido impedir a trabajadores regulares y con contratos legales empadronarse en su municipio por el hecho de ser extranjeros.
En resumen, la situación en Cataluña se está volviendo cada vez más complicada. Los partidos tradicionales del independentismo están divididos sobre la inmigración, lo que genera preocupación entre muchos ciudadanos catalanes. La cuestión es si este desequilibrio de opiniones puede llevar a una mayor polarización y a un mayor riesgo de radicalización en el discurso político.
El líder de ERC, Oriol Junqueras, ha ofrecido una conferencia en la que ha fijado la posición de su partido en relación con la extrema derecha y la inmigración. Según él, "el miedo y la desesperanza no derivan de la inmigración", sino de los problemas sociales que tienen que ver en su mayoría con la pobreza y la desigualdad.
Por su parte, Junts ha apostado por un endurecimiento del discurso en materia migratoria y de seguridad. El partido ha dado de baja 4.000 registros del padrón en un solo año y asegura revisarlos "caso por caso" para evitar que sea "un colador".
La retórica hostil de Junts hacia la inmigración ha sido una postura alentada desde algunas de sus alcaldías principales, como la semana pasada cuando primeros ediles se reunieron con el secretario general del partido para compartir sus preocupaciones y reclamar que el partido se centre en hablar de inmigración y multirreincidencia.
La izquierda se divide en el Congreso frente al bloque antiinmigración de la derecha. Algunos alcaldes anteriores han manifestado posiciones como que el crecimiento de su municipio es inasumible por lo que debe ser limitado, o han defendido impedir a trabajadores regulares y con contratos legales empadronarse en su municipio por el hecho de ser extranjeros.
En resumen, la situación en Cataluña se está volviendo cada vez más complicada. Los partidos tradicionales del independentismo están divididos sobre la inmigración, lo que genera preocupación entre muchos ciudadanos catalanes. La cuestión es si este desequilibrio de opiniones puede llevar a una mayor polarización y a un mayor riesgo de radicalización en el discurso político.