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Kevin Spacey, una leyenda arruinada por su propio genio. El actor de 66 años, conocido por su versatilidad y talento en la pantalla grande, ha caído tan bajo que ya no tiene un techo sobre la cabeza. La exiliación que le impuso el movimiento #MeToo, tras una serie de acusaciones de conducta sexual inapropiada, lo ha dejado sin hogar ni estabilidad financiera.
A pesar de todo, Spacey sigue intentando recuperar su dignidad y su lugar en la industria del cine. Su última película, "Holiguards Saga: The Portal Force", es un thriller sobrenatural que dirigió él mismo y que ha costado unos 10 millones de dólares. Sin embargo, no se trata solo de una estrategia para regresar a Hollywood, sino también de un intento por recuperar su gloria y respetabilidad.
En una entrevista reciente con The Telegraph, Spacey confesó que vive en hoteles y Airbnbs, y que lleva una vida errante porque no le queda otro remedio. "Literalmente no tengo hogar", explicó, refiriéndose a su situación actual. Los gastos de los últimos años han sido astronómicos, según él, y ha tenido muy pocos ingresos.
Pero Spacey no pierde la esperanza. Cree que hoy es más fácil volver a Hollywood de lo que era en pleno MeToo, y que está en contacto con algunas personas influyentes que quieren que vuelva a trabajar. "Mi sensación es que si Martin Scorsese o Quentin Tarantino llaman a mi representante, se acabará todo", dijo, refiriéndose al poder que les otorgan esas personalidades de la industria.
En otras palabras, Spacey está dispuesto a hacer cualquier cosa para regresar a la gloria. Y si eso significa dejar un poco de su dignidad y respetabilidad para ello, entonces así lo hará. La pregunta es, ¿quién será el próximo a ser llamado por su representante? Solo el tiempo lo dirá.
A pesar de todo, Spacey sigue intentando recuperar su dignidad y su lugar en la industria del cine. Su última película, "Holiguards Saga: The Portal Force", es un thriller sobrenatural que dirigió él mismo y que ha costado unos 10 millones de dólares. Sin embargo, no se trata solo de una estrategia para regresar a Hollywood, sino también de un intento por recuperar su gloria y respetabilidad.
En una entrevista reciente con The Telegraph, Spacey confesó que vive en hoteles y Airbnbs, y que lleva una vida errante porque no le queda otro remedio. "Literalmente no tengo hogar", explicó, refiriéndose a su situación actual. Los gastos de los últimos años han sido astronómicos, según él, y ha tenido muy pocos ingresos.
Pero Spacey no pierde la esperanza. Cree que hoy es más fácil volver a Hollywood de lo que era en pleno MeToo, y que está en contacto con algunas personas influyentes que quieren que vuelva a trabajar. "Mi sensación es que si Martin Scorsese o Quentin Tarantino llaman a mi representante, se acabará todo", dijo, refiriéndose al poder que les otorgan esas personalidades de la industria.
En otras palabras, Spacey está dispuesto a hacer cualquier cosa para regresar a la gloria. Y si eso significa dejar un poco de su dignidad y respetabilidad para ello, entonces así lo hará. La pregunta es, ¿quién será el próximo a ser llamado por su representante? Solo el tiempo lo dirá.