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La cardiología tradicionalmente ha sido una disciplina biológica, centrada en el estudio de los problemas cardíacos a partir de la perspectiva del corazón como un órgano individual. Sin embargo, es hora de reconocer que detrás de cada coronaria, hay una persona con emociones, miedos y un entorno social.
Según el doctor Héctor Bueno, cardiólogo del Hospital 12 de Octubre y coautor del consenso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), "la relación entre enfermedad cardiovascular y salud mental es estrecha". Al menos uno de cada tres pacientes cardiovasculares padece depresión o ansiedad, y hasta la mitad puede convivir con algún trastorno mental importante.
Las cifras hablan solas: según el documento, la depresión o el estrés crónico aumentan el riesgo cardiovascular, igual que el tabaco o la hipertensión. El estrés continuado eleva la tensión arterial y la frecuencia cardíaca, activa la inflamación y favorece estilos de vida poco saludables. Las diferencias de género también cuentan: la depresión y la ansiedad son más frecuentes en mujeres que en hombres, antes y después de un diagnóstico cardíaco.
El consenso reclama un cambio profundo en la forma en que se aborda la cardiología. "No basta con reparar una coronaria", sostiene Bueno. "Hay que ofrecer salud integral". Para ello, propone crear Psycho-Cardio teams: equipos multidisciplinares que integren cardiólogos, psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales y médicos de atención primaria.
Los obstáculos son múltiples: el estigma aún presente en los pacientes, la falta de tiempo en consulta y la escasez de psicólogos y psiquiatras en el sistema sanitario. "Lo primero es reconocer el problema", insiste Bueno. "A partir de ahí necesitamos profesionales y recursos".
Para abordar estos problemas, la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) ha propuesto algunas estrategias sencillas para proteger la salud mental y cardiovascular. Entre ellas, dormir lo suficiente, hacer ejercicio con regularidad, mantener una alimentación equilibrada, practicar técnicas de relajación o mindfulness, y fortalecer las relaciones sociales.
El documento también destaca la importancia de apoyar a los cuidadores, que suelen experimentar altos niveles de estrés y ansiedad. "Cuidarse no es egoísta: es necesario para poder cuidar mejor", recuerda la ESC.
Según el doctor Héctor Bueno, cardiólogo del Hospital 12 de Octubre y coautor del consenso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), "la relación entre enfermedad cardiovascular y salud mental es estrecha". Al menos uno de cada tres pacientes cardiovasculares padece depresión o ansiedad, y hasta la mitad puede convivir con algún trastorno mental importante.
Las cifras hablan solas: según el documento, la depresión o el estrés crónico aumentan el riesgo cardiovascular, igual que el tabaco o la hipertensión. El estrés continuado eleva la tensión arterial y la frecuencia cardíaca, activa la inflamación y favorece estilos de vida poco saludables. Las diferencias de género también cuentan: la depresión y la ansiedad son más frecuentes en mujeres que en hombres, antes y después de un diagnóstico cardíaco.
El consenso reclama un cambio profundo en la forma en que se aborda la cardiología. "No basta con reparar una coronaria", sostiene Bueno. "Hay que ofrecer salud integral". Para ello, propone crear Psycho-Cardio teams: equipos multidisciplinares que integren cardiólogos, psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales y médicos de atención primaria.
Los obstáculos son múltiples: el estigma aún presente en los pacientes, la falta de tiempo en consulta y la escasez de psicólogos y psiquiatras en el sistema sanitario. "Lo primero es reconocer el problema", insiste Bueno. "A partir de ahí necesitamos profesionales y recursos".
Para abordar estos problemas, la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) ha propuesto algunas estrategias sencillas para proteger la salud mental y cardiovascular. Entre ellas, dormir lo suficiente, hacer ejercicio con regularidad, mantener una alimentación equilibrada, practicar técnicas de relajación o mindfulness, y fortalecer las relaciones sociales.
El documento también destaca la importancia de apoyar a los cuidadores, que suelen experimentar altos niveles de estrés y ansiedad. "Cuidarse no es egoísta: es necesario para poder cuidar mejor", recuerda la ESC.