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La televisión, ese verdadero reflejo de la sociedad, había callado para siempre. Aunque el 22 de noviembre de 1975 ya habían cumplido dos meses desde que Franco muriera, la transmisión de los informativos en las pantallas de España se quedó sin aire para todo un día: el miércoles.
Ese día, mientras el país estaba sumido en el caos, con protestas y manifestaciones que marcaban una nueva etapa en la historia, los telespectadores españoles se encontraron con una pantalla negra. Los técnicos del TVE intentaron resolver el problema, pero nada parecía funcionar.
En un momento en que España estaba viviendo su transición, en la que las palmas de los hombres y las flores de los niños simbolizaban la lucha por la libertad, la televisión, ese canal que conectaba a todos, se quedó sin onda. Y no fue solo el tiempo un problema, sino también una decisión política.
La respuesta de los funcionarios del TVE fue escueta: "No hay televisión, es día de descanso para los telespectadores". Una afirmación que dejaba a todos perplejos y molestsos. ¿Cómo era posible que el Estado decidiera qué era lo que debía o no transmitir en un momento tan crucial de la historia del país?
En ese momento, los trabajadores estaban cansados y hambrientos, mientras las palmeras y las flores simbolizaban la esperanza por una mejor vida. La televisión, ese verdadero reflejo de la sociedad, había sido silenciada para siempre en un acto que nunca olvidaremos.
La decisión del TVE fue un recordatorio de la importancia de la libertad de expresión y el poder que tiene el Estado en la toma de decisiones. La televisión, ese canal que una vez nos conectó a todos, se convirtió en un símbolo de la opresión y la censura.
A dos meses del fallecimiento de Franco, la televisión española había demostrado que aún no había cambiado, que el dictador difunto todavía tenía poder sobre las pantallas de España. Pero también había demostrado que la sociedad estaba lista para cambiar, que ya no se iba a dejar silenciar por nadie.
El miércoles 22 de noviembre de 1975, fue un día de silencio, pero también fue el comienzo del fin de una era. La televisión, ese canal que una vez nos conectó a todos, se convirtió en un símbolo de la libertad y la libertad de expresión.
Ese día, mientras el país estaba sumido en el caos, con protestas y manifestaciones que marcaban una nueva etapa en la historia, los telespectadores españoles se encontraron con una pantalla negra. Los técnicos del TVE intentaron resolver el problema, pero nada parecía funcionar.
En un momento en que España estaba viviendo su transición, en la que las palmas de los hombres y las flores de los niños simbolizaban la lucha por la libertad, la televisión, ese canal que conectaba a todos, se quedó sin onda. Y no fue solo el tiempo un problema, sino también una decisión política.
La respuesta de los funcionarios del TVE fue escueta: "No hay televisión, es día de descanso para los telespectadores". Una afirmación que dejaba a todos perplejos y molestsos. ¿Cómo era posible que el Estado decidiera qué era lo que debía o no transmitir en un momento tan crucial de la historia del país?
En ese momento, los trabajadores estaban cansados y hambrientos, mientras las palmeras y las flores simbolizaban la esperanza por una mejor vida. La televisión, ese verdadero reflejo de la sociedad, había sido silenciada para siempre en un acto que nunca olvidaremos.
La decisión del TVE fue un recordatorio de la importancia de la libertad de expresión y el poder que tiene el Estado en la toma de decisiones. La televisión, ese canal que una vez nos conectó a todos, se convirtió en un símbolo de la opresión y la censura.
A dos meses del fallecimiento de Franco, la televisión española había demostrado que aún no había cambiado, que el dictador difunto todavía tenía poder sobre las pantallas de España. Pero también había demostrado que la sociedad estaba lista para cambiar, que ya no se iba a dejar silenciar por nadie.
El miércoles 22 de noviembre de 1975, fue un día de silencio, pero también fue el comienzo del fin de una era. La televisión, ese canal que una vez nos conectó a todos, se convirtió en un símbolo de la libertad y la libertad de expresión.