SurRealista
Well-known member
Emanuele Coccia, filósofo italiano y coordinador del programa público de la Fundación Alaïa, reflexiona sobre la moda como arte ineludible que experimentamos todos, sin importar nuestra edad o condición social. "La moda es un pedazo del mundo que te pones sobre la piel", afirma el pensador, considerado una de las voces más respetadas en la industria de la moda.
Para Coccia, la moda tiene un enorme potencial para renovar nuestra relación con otras formas de vida y permitirnos comprender qué significa estar en la piel del otro. Sin embargo, esta perspectiva se ve obstaculizada por el sexismo y el cinismo que rodea a la industria del vestido.
"Los grandes grupos del lujo intentan mantener vivo lo que murió hace tiempo", denuncia Coccia. El filósofo sostiene que la moda ha sido percibida socialmente como algo tonto, vacío y frívolo, y que esta visión es resultado de un sexismo inherente al sistema cultural.
Por otro lado, Coccia argumenta que la moda es un arte que puede ser democrático si se entiende que su objetivo es capturar el espíritu del tiempo. La moda debe ser un medio para conectar con las personas y con la realidad, no un instrumento de distinción o lujo.
Además, Coccia cuestiona la idea de que la moda sea una forma de esclavitud, argumentando que esta perspectiva está más relacionada con el sistema empresarial y la explotación que con la moda en sí misma. "El problema radica en las corporaciones multinacionales que priorizan el beneficio económico antes que el capital humano", sostiene.
Finalmente, Coccia expresó su deseo de que la moda se convierta en un arte metafísico, capaz de transformar y cambiar nuestra percepción del mundo. "La moda puede ser un poder libertador, pero también es una herramienta que puede ser utilizada para esclavizar a los consumidores y a quienes trabajan en ella", añade.
En resumen, Coccia sostiene que la moda es un instrumento de lucha y de invención, capaz de transformar nuestra percepción del mundo. Sin embargo, esta visión se ve obstaculizada por el sexismo y el cinismo que rodea a la industria del vestido.
Para Coccia, la moda tiene un enorme potencial para renovar nuestra relación con otras formas de vida y permitirnos comprender qué significa estar en la piel del otro. Sin embargo, esta perspectiva se ve obstaculizada por el sexismo y el cinismo que rodea a la industria del vestido.
"Los grandes grupos del lujo intentan mantener vivo lo que murió hace tiempo", denuncia Coccia. El filósofo sostiene que la moda ha sido percibida socialmente como algo tonto, vacío y frívolo, y que esta visión es resultado de un sexismo inherente al sistema cultural.
Por otro lado, Coccia argumenta que la moda es un arte que puede ser democrático si se entiende que su objetivo es capturar el espíritu del tiempo. La moda debe ser un medio para conectar con las personas y con la realidad, no un instrumento de distinción o lujo.
Además, Coccia cuestiona la idea de que la moda sea una forma de esclavitud, argumentando que esta perspectiva está más relacionada con el sistema empresarial y la explotación que con la moda en sí misma. "El problema radica en las corporaciones multinacionales que priorizan el beneficio económico antes que el capital humano", sostiene.
Finalmente, Coccia expresó su deseo de que la moda se convierta en un arte metafísico, capaz de transformar y cambiar nuestra percepción del mundo. "La moda puede ser un poder libertador, pero también es una herramienta que puede ser utilizada para esclavizar a los consumidores y a quienes trabajan en ella", añade.
En resumen, Coccia sostiene que la moda es un instrumento de lucha y de invención, capaz de transformar nuestra percepción del mundo. Sin embargo, esta visión se ve obstaculizada por el sexismo y el cinismo que rodea a la industria del vestido.