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El Parador de Santillana del Mar es un oasis en el corazón de la villa cántabra, que al igual que su vecino, el Parador de Gil Blas, parece haber estado allí siempre. La Plaza Ramón Pelayo se convierte en su escenario natural, donde este hotel de 3 estrellas sutilmente se integra entre las casas tradicionales circundantes como si fuera un viejo familiar.
La arquitectura popular montañesa es la inspiración para el diseño del Parador, con espacios modernos y cómodos que ofrecen una contrapunta a la autenticidad de la zona. El jardín lleno de árboles y flores de colores nos acoge con tranquilidad en este conjunto de piedra, tejados rojizos y balcones de madera.
El alojamiento cuenta con 30 habitaciones que invitan a relajarse entre plantas, rodeado de un ambiente de máxima tranquilidad. Además, se encuentra un bar, sauna, parking exterior gratuito y garaje de pago. Y lo más atractivo, sin duda, su espacio gastronómico donde disfrutar de deliciosos desayunos.
En el Jardín de Gil Blas podrás probar platos tradicionales cántabros como cocido montañés, arroz caldoso de bogavante o rabas de calamar. Sin olvidar los postres caseros como la quesada pasiega o la tarta Santa Juliana.
La arquitectura popular montañesa es la inspiración para el diseño del Parador, con espacios modernos y cómodos que ofrecen una contrapunta a la autenticidad de la zona. El jardín lleno de árboles y flores de colores nos acoge con tranquilidad en este conjunto de piedra, tejados rojizos y balcones de madera.
El alojamiento cuenta con 30 habitaciones que invitan a relajarse entre plantas, rodeado de un ambiente de máxima tranquilidad. Además, se encuentra un bar, sauna, parking exterior gratuito y garaje de pago. Y lo más atractivo, sin duda, su espacio gastronómico donde disfrutar de deliciosos desayunos.
En el Jardín de Gil Blas podrás probar platos tradicionales cántabros como cocido montañés, arroz caldoso de bogavante o rabas de calamar. Sin olvidar los postres caseros como la quesada pasiega o la tarta Santa Juliana.