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El Ministerio de Ciencia conocía de meses de antelación la existencia de una nueva denuncia ante la justicia sobre las irregularidades del exgerente del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), Juan Arroyo, pero no la alertó al patronato. La presidenta del patronato, Eva Ortega Paíno, informó en la reunión del 4 de septiembre de la existencia de dos expedientes disciplinarios a dos altos cargos, sin dar detalles sobre las graves irregularidades que denunciaba el exgerente. Según fuentes internas del órgano de máxima decisión del CNIO, el Ministerio tuvo noticias desde 2024 de las sospechas del denunciante, quien en agosto informó por carta de la existencia de una denuncia.
La nueva crisis en el mayor centro español de investigación contra el cáncer estalló tras la revelación del diario El Mundo de que uno de los ex altos cargos de la institución ha presentado ante la Fiscalía Anticorrupción una denuncia de 120 páginas. En el documento, se ofrecen datos sobre una presunta red de empresas alrededor del exgerente Juan Arroyo en la que participan extrabajadores del centro y que habrían detraído "entre 20 y 25 millones de euros" de la lucha contra el cáncer.
El patronato está liderado por el Gobierno y es presidido por la secretaria general de Investigación del Ministerio de Ciencia, Eva Ortega Paíno. El organismo está compuesto asimismo por el Instituto de Salud Carlos III (vicepresidencia), el Ministerio de Sanidad, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Gabinete de Presidencia del Gobierno, varias comunidades autónomas y fundaciones privadas como la Fundación BBVA, la Fundación La Caixa y la Fundación CRIS contra el cáncer.
El denunciante advertía en una misiva del día 8 de agosto dirigida al secretario de Estado de Ciencia, Juan Cruz Cigudosa, de las represalias que estaba sufriendo y anunciaba tener "información documental que prueba, sin lugar a dudas, todos estos hechos materiales y las graves irregularidades detectadas". En la carta del 18 de agosto remitida a Ortega Paíno, el denunciante informaba explícitamente de que los hechos habían sido "objeto de una amplia denuncia formal presentada ante las autoridades de justicia competentes en esta materia en el mes de junio".
El estallido de este nuevo escándalo en el CNIO reabre la crisis anterior, que terminó con la salida de la directora científica, Maria Blasco, y del propio Juan Arroyo. A pesar de los indicios de posibles irregularidades en la contratación, tanto el patronato como el Ministerio de Ciencia mantuvieron una actitud pasiva que solo desembocó en la destitución de la directora científica y el exgerente ante un escándalo mediático sin precedentes. El cierre en falso de aquella crisis, y haber aplazado la toma de medidas como sucedió entonces, está reabriendo las heridas en el centro, con graves consecuencias en la imagen de la investigación contra el cáncer.
La nueva crisis en el mayor centro español de investigación contra el cáncer estalló tras la revelación del diario El Mundo de que uno de los ex altos cargos de la institución ha presentado ante la Fiscalía Anticorrupción una denuncia de 120 páginas. En el documento, se ofrecen datos sobre una presunta red de empresas alrededor del exgerente Juan Arroyo en la que participan extrabajadores del centro y que habrían detraído "entre 20 y 25 millones de euros" de la lucha contra el cáncer.
El patronato está liderado por el Gobierno y es presidido por la secretaria general de Investigación del Ministerio de Ciencia, Eva Ortega Paíno. El organismo está compuesto asimismo por el Instituto de Salud Carlos III (vicepresidencia), el Ministerio de Sanidad, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Gabinete de Presidencia del Gobierno, varias comunidades autónomas y fundaciones privadas como la Fundación BBVA, la Fundación La Caixa y la Fundación CRIS contra el cáncer.
El denunciante advertía en una misiva del día 8 de agosto dirigida al secretario de Estado de Ciencia, Juan Cruz Cigudosa, de las represalias que estaba sufriendo y anunciaba tener "información documental que prueba, sin lugar a dudas, todos estos hechos materiales y las graves irregularidades detectadas". En la carta del 18 de agosto remitida a Ortega Paíno, el denunciante informaba explícitamente de que los hechos habían sido "objeto de una amplia denuncia formal presentada ante las autoridades de justicia competentes en esta materia en el mes de junio".
El estallido de este nuevo escándalo en el CNIO reabre la crisis anterior, que terminó con la salida de la directora científica, Maria Blasco, y del propio Juan Arroyo. A pesar de los indicios de posibles irregularidades en la contratación, tanto el patronato como el Ministerio de Ciencia mantuvieron una actitud pasiva que solo desembocó en la destitución de la directora científica y el exgerente ante un escándalo mediático sin precedentes. El cierre en falso de aquella crisis, y haber aplazado la toma de medidas como sucedió entonces, está reabriendo las heridas en el centro, con graves consecuencias en la imagen de la investigación contra el cáncer.