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Juan Pablo Escobar, hijo de Pablo Escobar, el infierno vivido en un cómic
Cuando era crío, Juan Pablo Escobar no tenía niñeras, sino esbirros sangrientos que le leían cuentos y lo llevaban al colegio. En su escuela, sus compañeros se preguntaban por qué él siempre estaba asustado o por qué su padre había muerto en una persecución policial. "Nadie sabía la verdad", cuenta. Los recuerdos de su infancia son un mosaico de violencia y desesperanza.
En el cómic "Una educación criminal", que se estrenará en Netflix, Juan Pablo Escobar relata cómo creció rodeado de asesinos despiadados. "Con Gatillo hubo auténtica hermandad: tanta violencia, tantas veces que me salvó la vida... Al final se crea un lazo familiar", dice. Pero, según él, los esbirros eran quienes le llevaban a tomar un helado o a la escuela. "Eran los mismos que participaban en las más horribles atrocidades para defender el todopoderoso imperio de la droga".
A su alrededor se encontraba una corte de delincuentes y narcotraficantes, pero Escobar Jr. asegura que su infancia le enseñó a valorar la vida. "Me generó una marca que yo utilizo para mantenerme dentro de la legalidad y no dejarme tentar", dice. El joven autor ha conseguido sacudirse el legado de su padre y convertirlo en algo positivo, sin gloria ni reivindicación.
"Yo conciencio, Netflix glorifica", afirma. En el mundo del cómic, Escobar Jr. busca desactivar el mito de que la violencia era una forma de vida. "La de Colombia es una historia triste", lamenta. La lucha contra las drogas es un problema de salud pública que no puede ser resuelto con tácticas militares.
En su obra, Juan Pablo Escobar busca recordar entre viñetas y desactivar el mito de que la violencia era una forma de vida. "Fui millonario, pero no me hizo feliz", dice. El joven autor ha conseguido sacudirse el legado de su padre y convertirlo en algo positivo, sin gloria ni reivindicación.
Cuando era crío, Juan Pablo Escobar no tenía niñeras, sino esbirros sangrientos que le leían cuentos y lo llevaban al colegio. En su escuela, sus compañeros se preguntaban por qué él siempre estaba asustado o por qué su padre había muerto en una persecución policial. "Nadie sabía la verdad", cuenta. Los recuerdos de su infancia son un mosaico de violencia y desesperanza.
En el cómic "Una educación criminal", que se estrenará en Netflix, Juan Pablo Escobar relata cómo creció rodeado de asesinos despiadados. "Con Gatillo hubo auténtica hermandad: tanta violencia, tantas veces que me salvó la vida... Al final se crea un lazo familiar", dice. Pero, según él, los esbirros eran quienes le llevaban a tomar un helado o a la escuela. "Eran los mismos que participaban en las más horribles atrocidades para defender el todopoderoso imperio de la droga".
A su alrededor se encontraba una corte de delincuentes y narcotraficantes, pero Escobar Jr. asegura que su infancia le enseñó a valorar la vida. "Me generó una marca que yo utilizo para mantenerme dentro de la legalidad y no dejarme tentar", dice. El joven autor ha conseguido sacudirse el legado de su padre y convertirlo en algo positivo, sin gloria ni reivindicación.
"Yo conciencio, Netflix glorifica", afirma. En el mundo del cómic, Escobar Jr. busca desactivar el mito de que la violencia era una forma de vida. "La de Colombia es una historia triste", lamenta. La lucha contra las drogas es un problema de salud pública que no puede ser resuelto con tácticas militares.
En su obra, Juan Pablo Escobar busca recordar entre viñetas y desactivar el mito de que la violencia era una forma de vida. "Fui millonario, pero no me hizo feliz", dice. El joven autor ha conseguido sacudirse el legado de su padre y convertirlo en algo positivo, sin gloria ni reivindicación.