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"El olvido es una forma de violencia", recuerdan las palabras de Manuela, la protagonista de la obra "Sahara, la barca del desierto". La producción del Laboratorio Galdós, dirigida por Mario Vega y escrita junto a Ruth Sánchez, reconstruye la historia oscura de la Marcha Verde, una de las páginas más sombrías de la transición española.
En 1975, con Franco agonizando y Juan Carlos de Borbón asumiendo las riendas, España se desentendió del Sáhara Occidental. La potencia administradora del territorio pendiente de descolonización entregó el Sahara a Marruecos, dejando a la población saharaui sometida a persecuciones, cárcel, huida y exilio. Nunca hubo referéndum. Nunca hubo cierre. El conflicto quedó varado en el desierto, en campamentos que aún resisten medio siglo después.
La obra narra la historia de Manuela, una enfermera canaria que llega a El Aaiún en 1970 y se enamora de Yahadih, un joven que se suma al Frente Polisario para luchar por la independencia. Empujada por la clandestinidad y la guerra, la protagonista será testigo del abandono español, de la ocupación marroquí y del éxodo hacia los campamentos de refugiados.
"La compañía nuestra lleva vinculada desde hace muchos años al teatro social, y al teatro con un cierto compromiso político-ideológico", cuenta Vega. "Había una necesidad casi. Ha sido un viaje apasionante, porque descubre uno la cantidad de información que no tiene o que cree tener y no la tiene clara sobre este conflicto".
El proceso incluyó un viaje en enero a los campamentos de refugiados saharauis. La imagen que encontró allí le sorprendió: "Lo que nos encontramos fue una sociedad armada. Realmente, más que un campamento de refugiados, es un país en el exilio, con sus organizaciones, su gobierno muy matriarcal. Es un país que está resistiendo, intentando mantener, después de 50 años, toda una estructura y un recuerdo de lo que era el Sáhara Occidental".
"Me di cuenta de que se podía convertir en una especie de apropiación cultural el yo, de buenas a primeras, ponerme a contar la historia del pueblo saharaui, estando en activo y estando vivo", admite Vega. La solución fue narrar desde el punto de vista de una española. "Contarlo desde su visión nos permitía contar esos pocos años en los que cambia toda la realidad del Sáhara Occidental. Era una forma de conectar dos mundos que siempre estuvieron unidos".
Manuela no es un personaje real, pero sí verosímil. "Está basada en un montón de historias. En las entrevistas nos dimos cuenta de que había muchas mujeres que habían vivido una circunstancia más o menos parecida", señala Vega. "Había una enfermera vasca de la que todo el mundo me decía: 'Pero tú te estás inspirando en ella, ¿no?' No. Estoy construyendo una historia de cero. Pero sí había muchas similitudes".
La obra también confronta el silencio político de este medio siglo. "Creo que el abandono que está sufriendo el pueblo saharaui es una cosa que se estudiará con los años. Cómo toda la sociedad, no solo los políticos, le han dado la espalda", afirma Vega.
"El olvido también es una forma de violencia", recuerdan las palabras de Manuela. La obra "Sahara, la barca del desierto" se articula en torno a esta frase y busca recordar el dolor y la resistencia del pueblo saharaui. La obra se estrenará en Madrid y luego girará por España y Latinoamérica, con paradas previstas en Colombia, Uruguay y República Dominicana.
En 1975, con Franco agonizando y Juan Carlos de Borbón asumiendo las riendas, España se desentendió del Sáhara Occidental. La potencia administradora del territorio pendiente de descolonización entregó el Sahara a Marruecos, dejando a la población saharaui sometida a persecuciones, cárcel, huida y exilio. Nunca hubo referéndum. Nunca hubo cierre. El conflicto quedó varado en el desierto, en campamentos que aún resisten medio siglo después.
La obra narra la historia de Manuela, una enfermera canaria que llega a El Aaiún en 1970 y se enamora de Yahadih, un joven que se suma al Frente Polisario para luchar por la independencia. Empujada por la clandestinidad y la guerra, la protagonista será testigo del abandono español, de la ocupación marroquí y del éxodo hacia los campamentos de refugiados.
"La compañía nuestra lleva vinculada desde hace muchos años al teatro social, y al teatro con un cierto compromiso político-ideológico", cuenta Vega. "Había una necesidad casi. Ha sido un viaje apasionante, porque descubre uno la cantidad de información que no tiene o que cree tener y no la tiene clara sobre este conflicto".
El proceso incluyó un viaje en enero a los campamentos de refugiados saharauis. La imagen que encontró allí le sorprendió: "Lo que nos encontramos fue una sociedad armada. Realmente, más que un campamento de refugiados, es un país en el exilio, con sus organizaciones, su gobierno muy matriarcal. Es un país que está resistiendo, intentando mantener, después de 50 años, toda una estructura y un recuerdo de lo que era el Sáhara Occidental".
"Me di cuenta de que se podía convertir en una especie de apropiación cultural el yo, de buenas a primeras, ponerme a contar la historia del pueblo saharaui, estando en activo y estando vivo", admite Vega. La solución fue narrar desde el punto de vista de una española. "Contarlo desde su visión nos permitía contar esos pocos años en los que cambia toda la realidad del Sáhara Occidental. Era una forma de conectar dos mundos que siempre estuvieron unidos".
Manuela no es un personaje real, pero sí verosímil. "Está basada en un montón de historias. En las entrevistas nos dimos cuenta de que había muchas mujeres que habían vivido una circunstancia más o menos parecida", señala Vega. "Había una enfermera vasca de la que todo el mundo me decía: 'Pero tú te estás inspirando en ella, ¿no?' No. Estoy construyendo una historia de cero. Pero sí había muchas similitudes".
La obra también confronta el silencio político de este medio siglo. "Creo que el abandono que está sufriendo el pueblo saharaui es una cosa que se estudiará con los años. Cómo toda la sociedad, no solo los políticos, le han dado la espalda", afirma Vega.
"El olvido también es una forma de violencia", recuerdan las palabras de Manuela. La obra "Sahara, la barca del desierto" se articula en torno a esta frase y busca recordar el dolor y la resistencia del pueblo saharaui. La obra se estrenará en Madrid y luego girará por España y Latinoamérica, con paradas previstas en Colombia, Uruguay y República Dominicana.