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El cambio horario es un tema que ha vuelto a ponerse al debate, y no solo por razones económicas ni de eficiencia energética. ¿Por qué? Porque muchos nos preocupa el impacto que podría tener en nuestra salud. ¿La biología humana está preparada para vivir con los horarios cambiantes?
Esto es lo que sabemos: la luz solar es la principal señal que sincroniza nuestro organismo con el día y la noche. Todos nuestros sistemas biológicos están regulados por un ciclo natural de 24 horas, desde la temperatura corporal hasta la producción de hormonas. La vida moderna requiere relojes y horarios, pero ¿por qué no aprovechar para sincronizarlos con las variaciones naturales de la luz a lo largo del año? Esa es la pregunta.
En efecto, alterar nuestros ritmos circadianos puede tener consecuencias graves. Se ha vinculado a un mayor riesgo de cáncer de mama, enfermedades cardiovasculares y problemas metabólicos como la obesidad. Incluso el horario en que comemos influye en nuestra salud metabólica.
Lo que hay que tener en cuenta es que el pequeño "jet lag" que causa en algunas personas durante el cambio horario es leve y transitorio, dura unos días y se resuelve. Por otro lado, pasar varios meses con exposiciones lumínicas inadecuadas para nuestro equilibrio interno podría tener efectos negativos sobre nuestro bienestar.
La pregunta entonces es si suprimir o mantener el cambio horario es beneficioso o perjudicial. La respuesta no es clara, pero hay una cosa que sí sabemos: nuestros relojes biológicos nos lo agradecerían.
El gobierno español ha anunciado volver a plantear la cuestión del cambio de hora en la Unión Europea. ¿Es razonable? En efecto. Ya hemos aprendido que el aumento de las energías renovables no siempre significa que los cambios en nuestros horarios sean beneficiosos para la salud y el medio ambiente.
Esto es lo que sabemos: la luz solar es la principal señal que sincroniza nuestro organismo con el día y la noche. Todos nuestros sistemas biológicos están regulados por un ciclo natural de 24 horas, desde la temperatura corporal hasta la producción de hormonas. La vida moderna requiere relojes y horarios, pero ¿por qué no aprovechar para sincronizarlos con las variaciones naturales de la luz a lo largo del año? Esa es la pregunta.
En efecto, alterar nuestros ritmos circadianos puede tener consecuencias graves. Se ha vinculado a un mayor riesgo de cáncer de mama, enfermedades cardiovasculares y problemas metabólicos como la obesidad. Incluso el horario en que comemos influye en nuestra salud metabólica.
Lo que hay que tener en cuenta es que el pequeño "jet lag" que causa en algunas personas durante el cambio horario es leve y transitorio, dura unos días y se resuelve. Por otro lado, pasar varios meses con exposiciones lumínicas inadecuadas para nuestro equilibrio interno podría tener efectos negativos sobre nuestro bienestar.
La pregunta entonces es si suprimir o mantener el cambio horario es beneficioso o perjudicial. La respuesta no es clara, pero hay una cosa que sí sabemos: nuestros relojes biológicos nos lo agradecerían.
El gobierno español ha anunciado volver a plantear la cuestión del cambio de hora en la Unión Europea. ¿Es razonable? En efecto. Ya hemos aprendido que el aumento de las energías renovables no siempre significa que los cambios en nuestros horarios sean beneficiosos para la salud y el medio ambiente.