LatinoPensador
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La leyenda de la maldición de Tutankamón sigue siendo una fuente de fascinación para muchos. Sin embargo, el arqueólogo Tito Vivas nos recuerda que la verdad detrás del hallazgo de la tumba del faraón es mucho más compleja.
Cuando Howard Carter y su equipo encontraron la tumba intacta en 1922, Egipto seguía siendo un protectorado británico. La ley de entonces obligaba a repartir al 50% de todos los hallazgos entre el inversor y el Estado egipcio. Sin embargo, una cláusula especial excluía este acuerdo si se encontraba la tumba intacta de un rey.
La emoción que invadió al equipo fue palpable cuando descubrieron que el sello estaba intacto y que el cuerpo del faraón seguía dentro del sarcófago. En lugar de exclaimar "Está el rey", habrían dicho "Mierda, está el rey". La realidad es que, ante la imposibilidad de quedarse con los objetos hallados, Lord Carnarvon decidió vender la exclusiva al diario London Times.
Esta decisión desencadenó una oleada de periodistas de todo el mundo que viajaron a Egipto para cubrir la noticia. Sin embargo, para poder entrar a la tumba y hablar con los investigadores debían pagar una cantidad de dinero. El propio Carter se convirtió en una especie de "pato silbador" al redactar sus notas sobre la tumba.
Pero lo que realmente importa es lo que sucedió después del hallazgo. Aunque se extendió la leyenda de la maldición de Tutankamón, que dice que cualquiera que perturbe su tumba morirá pronto, no hubo ninguna cadena de muertes. El propio Carter sobrevivió hasta diez años después del descubrimiento.
La verdad es que la leyenda de la maldición se ha inventado en gran medida y no hay evidencia científica que respalde la idea de una maldición que aceche sobre Tutankamón. Lo que sí sabemos es que la tumba del faraón fue un hallazgo revolucionario que cambió la forma en que entendemos la historia de Egipto.
Es hora de desmontar las excesivas leyendas y rescatar la verdad detrás del hallazgo de Tutankamón.
Cuando Howard Carter y su equipo encontraron la tumba intacta en 1922, Egipto seguía siendo un protectorado británico. La ley de entonces obligaba a repartir al 50% de todos los hallazgos entre el inversor y el Estado egipcio. Sin embargo, una cláusula especial excluía este acuerdo si se encontraba la tumba intacta de un rey.
La emoción que invadió al equipo fue palpable cuando descubrieron que el sello estaba intacto y que el cuerpo del faraón seguía dentro del sarcófago. En lugar de exclaimar "Está el rey", habrían dicho "Mierda, está el rey". La realidad es que, ante la imposibilidad de quedarse con los objetos hallados, Lord Carnarvon decidió vender la exclusiva al diario London Times.
Esta decisión desencadenó una oleada de periodistas de todo el mundo que viajaron a Egipto para cubrir la noticia. Sin embargo, para poder entrar a la tumba y hablar con los investigadores debían pagar una cantidad de dinero. El propio Carter se convirtió en una especie de "pato silbador" al redactar sus notas sobre la tumba.
Pero lo que realmente importa es lo que sucedió después del hallazgo. Aunque se extendió la leyenda de la maldición de Tutankamón, que dice que cualquiera que perturbe su tumba morirá pronto, no hubo ninguna cadena de muertes. El propio Carter sobrevivió hasta diez años después del descubrimiento.
La verdad es que la leyenda de la maldición se ha inventado en gran medida y no hay evidencia científica que respalde la idea de una maldición que aceche sobre Tutankamón. Lo que sí sabemos es que la tumba del faraón fue un hallazgo revolucionario que cambió la forma en que entendemos la historia de Egipto.
Es hora de desmontar las excesivas leyendas y rescatar la verdad detrás del hallazgo de Tutankamón.