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Un grupo de ladrones ha logrado el golpe más audaz del siglo: robar nueve joyas valiosísimas del Museo del Louvre. En apenas minutos, la caza al tesoro se convirtió en una película de acción sin fin. El método elegido por estos asesinos fue simples pero eficaces: entraron a través de una ventana abierta y robaron artefactos que se encontraban exponados en vitrinas.
La reacción del gobierno francés ha sido sorprendente, aunque no inesperada. Ariel Weil, alcalde del centro de París, ha descrito el robo como "un guion de película" y ha admitido que "cuesta creer que parezca tan fácil robar en el Louvre". Su tono es de incredulidad, pero también de preocupación por la seguridad ciudadana.
El robo ha sido catalogado como uno de los más audaces de la historia, y sus detalles han dejado a las autoridades con la boca asombrada. La ministra de Cultura, Rachida Dati, ha calificado el valor de los artículos robados como "incalculable" y ha destacado que todo se desarrolló sin violencia ni pánico en el museo.
Fuentes del Louvre han confirmado que la operación se llevó a cabo con "profesionalidad". Los ladrones entraron en la galería de Apolo desde una ventana que reventaron, lo que les permitió acceder a las vitrinas sin ser detectados. Una vez dentro, se llevaron las joyas y escaparon en dos motos.
La cuestión es cómo los ladrones lograron tal golpe con tanta facilidad. La respuesta parece estar en el hecho de que el museo estaba cerrado en ese momento, lo que creó un vacío de poder que los asesinos aprovecharon a su favor. El alcalde Weil ha descrito la situación como "atónita", y es difícil imaginar una explicación más convincente para el robo que la idea de que se trata de un grupo de profesionales que saben cómo aprovecharse del sistema.
La reacción del gobierno francés ha sido sorprendente, aunque no inesperada. Ariel Weil, alcalde del centro de París, ha descrito el robo como "un guion de película" y ha admitido que "cuesta creer que parezca tan fácil robar en el Louvre". Su tono es de incredulidad, pero también de preocupación por la seguridad ciudadana.
El robo ha sido catalogado como uno de los más audaces de la historia, y sus detalles han dejado a las autoridades con la boca asombrada. La ministra de Cultura, Rachida Dati, ha calificado el valor de los artículos robados como "incalculable" y ha destacado que todo se desarrolló sin violencia ni pánico en el museo.
Fuentes del Louvre han confirmado que la operación se llevó a cabo con "profesionalidad". Los ladrones entraron en la galería de Apolo desde una ventana que reventaron, lo que les permitió acceder a las vitrinas sin ser detectados. Una vez dentro, se llevaron las joyas y escaparon en dos motos.
La cuestión es cómo los ladrones lograron tal golpe con tanta facilidad. La respuesta parece estar en el hecho de que el museo estaba cerrado en ese momento, lo que creó un vacío de poder que los asesinos aprovecharon a su favor. El alcalde Weil ha descrito la situación como "atónita", y es difícil imaginar una explicación más convincente para el robo que la idea de que se trata de un grupo de profesionales que saben cómo aprovecharse del sistema.