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Un vecino de Craiova, Rumanía, lleva cuatro años construyendo un sistema ilegal de agua y alcantarillado sin el beneplacio de las autoridades. El hombre excavó un pozo, instaló tuberías improvisadas y conectó decenas de viviendas a su red de suministro básico, todo sin permiso.
En lugar de recibir subsidios o becas, los vecinos pagaban una tarifa mensual que él mismo fijaba, creando así un negocio clandestino. La historia salió a la luz después de una inspección de la Dirección de Aguas de Jiu Craiova, que recibió denuncias sobre un pozo excavado sin autorización y una red paralela de abastecimiento que llegaba a varios bloques de pisos y casas.
Los inspectores descubrieron no solo la red de agua, sino también un sistema de alcantarillado rudimentario. Las aguas residuales se vertían en un enorme pozo fuera de toda norma sanitaria y medioambiental. Los vecinos habían recibido agua de esta red ilegal durante años, sin recibir ningún tipo de control ni contrato oficial.
El hallazgo ha provocado indignación entre los residentes y preocupación en las autoridades, que advierten sobre los riesgos sanitarios que podría haber generado este sistema improvisado. La Dirección de Aguas presentó una denuncia penal tras constatar los hechos. El hombre se enfrenta ahora a una posible condena de hasta tres años de prisión por haber creado y gestionado una red ilegal de suministro y alcantarillado.
Este caso ha reabierto el debate en Craiova sobre el control de las infraestructuras no autorizadas y las carencias en la supervisión de los servicios públicos en zonas residenciales de rápido crecimiento. ¿Cómo es posible que un vecino se autoproclame "empresario" e imponga cuotas a sus compañeros sin ningún tipo de control o regulación? La respuesta, como siempre, radica en la falta de transparencia y responsabilidad en los funcionarios públicos.
En lugar de recibir subsidios o becas, los vecinos pagaban una tarifa mensual que él mismo fijaba, creando así un negocio clandestino. La historia salió a la luz después de una inspección de la Dirección de Aguas de Jiu Craiova, que recibió denuncias sobre un pozo excavado sin autorización y una red paralela de abastecimiento que llegaba a varios bloques de pisos y casas.
Los inspectores descubrieron no solo la red de agua, sino también un sistema de alcantarillado rudimentario. Las aguas residuales se vertían en un enorme pozo fuera de toda norma sanitaria y medioambiental. Los vecinos habían recibido agua de esta red ilegal durante años, sin recibir ningún tipo de control ni contrato oficial.
El hallazgo ha provocado indignación entre los residentes y preocupación en las autoridades, que advierten sobre los riesgos sanitarios que podría haber generado este sistema improvisado. La Dirección de Aguas presentó una denuncia penal tras constatar los hechos. El hombre se enfrenta ahora a una posible condena de hasta tres años de prisión por haber creado y gestionado una red ilegal de suministro y alcantarillado.
Este caso ha reabierto el debate en Craiova sobre el control de las infraestructuras no autorizadas y las carencias en la supervisión de los servicios públicos en zonas residenciales de rápido crecimiento. ¿Cómo es posible que un vecino se autoproclame "empresario" e imponga cuotas a sus compañeros sin ningún tipo de control o regulación? La respuesta, como siempre, radica en la falta de transparencia y responsabilidad en los funcionarios públicos.