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Una tragedia marítima sin precedentes. El pesquero gallego "Villa de Pitanxo", que naufragó en febrero de 2022 en Terranova (Canadá), tenía un peso que sobrepasaba las normas establecidas por su libro de estabilidad para los artes de pesca y el combustible. Esto, junto a la sobrecarga de pertrechos y el exceso de peso en rosca, hizo que la tolva de desperdicios quedase más cerca de la superficie del mar de lo usual.
El capitán Juan Padín, quien dio la orden de evacuación "muy tarde", fue acusado de no haber controlado adecuadamente la sobrecarga del barco. La investigación concluye que el capitán y la empresa armadora, Pesquerías Nores, dejaron pasar la oportunidad de evitar la tragedia al no revisar las modificaciones realizadas en el buque para cargar más combustible.
El hundimiento del "Villa de Pitanxo" fue un desastre. 21 de los 24 marineros a bordo perdieron la vida, y muchos otros sufrieron hipotermia y muerte por accidente cardíaco debido al retraso en la evacuación.
La Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos ha identificado como factores clave que contribuyeron a la tragedia: la sobrecarga del barco, la falta de medidas precautorias ante condiciones meteorológicas adversas y la inadecuada evaluación de la situación por parte del capitán.
La investigación concluye que el retraso en dar la orden de abandono del barco fue crucial para la mayoría de las víctimas. Los marineros no tenían tiempo suficiente para alcanzar los puestos de embarque en las balsas y coger sus trajes de inmersión y chalecos salvavidas.
La falta de coordinación entre el capitán, la tripulación y las autoridades marítimas también se ha señalado como un factor importante. La señal acústica de abandono no se emitió, lo que complicó aún más la evacuación del barco.
Este caso destaca la importancia de la supervisión estricta del personal en el mantenimiento y operación de embarcaciones pesqueras, así como la necesidad de seguir normas de seguridad e higiene para evitar tragedias marítimas. La investigación también subraya la necesidad de mejorar las prácticas de evacuación en caso de emergencia.
El capitán Juan Padín, quien dio la orden de evacuación "muy tarde", fue acusado de no haber controlado adecuadamente la sobrecarga del barco. La investigación concluye que el capitán y la empresa armadora, Pesquerías Nores, dejaron pasar la oportunidad de evitar la tragedia al no revisar las modificaciones realizadas en el buque para cargar más combustible.
El hundimiento del "Villa de Pitanxo" fue un desastre. 21 de los 24 marineros a bordo perdieron la vida, y muchos otros sufrieron hipotermia y muerte por accidente cardíaco debido al retraso en la evacuación.
La Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos ha identificado como factores clave que contribuyeron a la tragedia: la sobrecarga del barco, la falta de medidas precautorias ante condiciones meteorológicas adversas y la inadecuada evaluación de la situación por parte del capitán.
La investigación concluye que el retraso en dar la orden de abandono del barco fue crucial para la mayoría de las víctimas. Los marineros no tenían tiempo suficiente para alcanzar los puestos de embarque en las balsas y coger sus trajes de inmersión y chalecos salvavidas.
La falta de coordinación entre el capitán, la tripulación y las autoridades marítimas también se ha señalado como un factor importante. La señal acústica de abandono no se emitió, lo que complicó aún más la evacuación del barco.
Este caso destaca la importancia de la supervisión estricta del personal en el mantenimiento y operación de embarcaciones pesqueras, así como la necesidad de seguir normas de seguridad e higiene para evitar tragedias marítimas. La investigación también subraya la necesidad de mejorar las prácticas de evacuación en caso de emergencia.