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La cumbre del clima de Brasil se enfrenta a una de las agendas de negociaciones más ambiciosas y extensas de la última década, con 145 puntos de discusión en la mesa. Este ambiente es el opuesto al vivido en cumbres anteriores como Bakú o Sharm el-Sheikh. En Brasil se ha apostado por debates técnicos a puerta cerrada y con el entendimiento por bandera.
La presidencia brasileña ha pedido que los países no sigan ahondando en las divergencias, sino que se centren en buscar puntos de entendimiento, soluciones y consenso. Queremos crear un espacio seguro basado más en la cooperación que en la división. Por ello, ha aclarado Tulio Andrade, responsable de la negociación climática de Brasil: "Hemos pedido a los países que no sigan ahondando en las divergencias, sino que se centren en buscar puntos de entendimiento, soluciones y consenso".
Dos años después del histórico Acuerdo de Dubái, Lula da Silva ha dejado caer la posibilidad de elaborar un "recetario" de soluciones sobre cómo lograr dejar atrás los combustibles fósiles. Aunque esta idea no está oficialmente en la agenda de negociaciones, el presidente brasileño se comprometió a avanzar en la "hoja de ruta" para movilizar los 1,3 billones de dólares.
Sin embargo, las protestas en la cumbre han vuelto a hacer su aparición. Una flotilla con más de 200 barcos y 5.000 manifestantes ha navegado por el Amazonas para denunciar la inacción de los grandes líderes climáticos y demostrar la "fuerza de los pueblos".
África necesita una financiación predecible para convertir sus planes de reducción de emisiones en acciones reales. Esto ha reclamado Richard Muyungi, representante del grupo africano en la cumbre de Brasil.
La presidencia brasileña ha pedido que los países no sigan ahondando en las divergencias, sino que se centren en buscar puntos de entendimiento, soluciones y consenso. Queremos crear un espacio seguro basado más en la cooperación que en la división. Por ello, ha aclarado Tulio Andrade, responsable de la negociación climática de Brasil: "Hemos pedido a los países que no sigan ahondando en las divergencias, sino que se centren en buscar puntos de entendimiento, soluciones y consenso".
Dos años después del histórico Acuerdo de Dubái, Lula da Silva ha dejado caer la posibilidad de elaborar un "recetario" de soluciones sobre cómo lograr dejar atrás los combustibles fósiles. Aunque esta idea no está oficialmente en la agenda de negociaciones, el presidente brasileño se comprometió a avanzar en la "hoja de ruta" para movilizar los 1,3 billones de dólares.
Sin embargo, las protestas en la cumbre han vuelto a hacer su aparición. Una flotilla con más de 200 barcos y 5.000 manifestantes ha navegado por el Amazonas para denunciar la inacción de los grandes líderes climáticos y demostrar la "fuerza de los pueblos".
África necesita una financiación predecible para convertir sus planes de reducción de emisiones en acciones reales. Esto ha reclamado Richard Muyungi, representante del grupo africano en la cumbre de Brasil.