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En el corazón del barrio del Monte María Cristina, en la calle Río Darro, se encuentra un lugar de solidaridad y apoyo incondicional. Allí funciona YoDono, una organización vecinal sin formalidades ni papeles, pero con un compromiso firme con la dignidad humana. La historia de esta red comenzó con Sisi Bensaid, que encontró apoyo en personas desconocidas durante una época difícil en su vida.
"Sí, estuve en una situación muy dura y recibí el apoyo de personas que me ofrecieron ayuda sin preguntar", recuerda. "Me sacaron de una necesidad muy dura y pensé que si algún día podía devolver ese apoyo, lo haría". Tiempo después, en Melilla, se encontró con el impulso para emprender YoDono: una iniciativa sencilla, directa, impulsada por la memoria del arropo recibido y el deseo de sostener a otros como un día la sostuvieron a ella.
Desde entonces, YoDono ha crecido sin parar. Cada lunes, miércoles y viernes, se abre su local cedido por Fátima Benaisa para recibir y entregar donaciones: ropa, mantas, colchones, sábanas, ajuar doméstico. En cada jornada pasan por allí unas veinte personas, muchas de ellas con familias de cuatro o cinco miembros.
Lo que es más impresionante es la cantidad de personas que se benefician de esta organización sin papeles ni formalidades. No solo se entran personas sin hogar, sino también familias trabajadoras con sueldos bajos que no alcanzan para cubrir lo básico. La demanda se centra en atender necesidades como mantas, abrigos, calcetines y chándales.
La situación se agrava para quienes no tienen papeles ni están empadronados, porque quedan fuera de los sistemas de ayuda. En YoDono no se les pide nada más que su necesidad. Una familia con dos niños pequeños y la mujer embarazada es un ejemplo de esto: "Al menos se fueron con ropa", cuenta Sisi.
El equipo de YoDono está formado por mujeres voluntarias como Sisi, Lili, Soraya, Amparo, Sumia, Llamila, Latifa y Suheila. A ellas se suman personas como Yusef, Emilio y Josep que colaboran en momentos puntuales o ayudan con el transporte de donaciones. No hay nóminas, pero sí compromiso, solidaridad y un profundo sentido de entrega.
La red vecinal es más que un espacio de recepción y entrega; es una comunidad que se escucha, que comparte información, que se sostiene entre sí. "Somos todas mujeres, madres, que sabemos lo que cuesta llenar una nevera, vestir a un hijo o simplemente llegar a fin de mes", afirma con firmeza.
Quienes quieran ayudar pueden hacerlo a través de la página de Facebook de YoDono, el teléfono 605 61 09 43 o acudiendo directamente los lunes, miércoles y viernes por la tarde. Toda ayuda cuenta: ropa de invierno, chándales, sábanas, artículos para el hogar.
Una manta, un abrigo o un colchón pueden cambiar una noche y, a veces, esa mano tendida también puede cambiar una vida.
"Sí, estuve en una situación muy dura y recibí el apoyo de personas que me ofrecieron ayuda sin preguntar", recuerda. "Me sacaron de una necesidad muy dura y pensé que si algún día podía devolver ese apoyo, lo haría". Tiempo después, en Melilla, se encontró con el impulso para emprender YoDono: una iniciativa sencilla, directa, impulsada por la memoria del arropo recibido y el deseo de sostener a otros como un día la sostuvieron a ella.
Desde entonces, YoDono ha crecido sin parar. Cada lunes, miércoles y viernes, se abre su local cedido por Fátima Benaisa para recibir y entregar donaciones: ropa, mantas, colchones, sábanas, ajuar doméstico. En cada jornada pasan por allí unas veinte personas, muchas de ellas con familias de cuatro o cinco miembros.
Lo que es más impresionante es la cantidad de personas que se benefician de esta organización sin papeles ni formalidades. No solo se entran personas sin hogar, sino también familias trabajadoras con sueldos bajos que no alcanzan para cubrir lo básico. La demanda se centra en atender necesidades como mantas, abrigos, calcetines y chándales.
La situación se agrava para quienes no tienen papeles ni están empadronados, porque quedan fuera de los sistemas de ayuda. En YoDono no se les pide nada más que su necesidad. Una familia con dos niños pequeños y la mujer embarazada es un ejemplo de esto: "Al menos se fueron con ropa", cuenta Sisi.
El equipo de YoDono está formado por mujeres voluntarias como Sisi, Lili, Soraya, Amparo, Sumia, Llamila, Latifa y Suheila. A ellas se suman personas como Yusef, Emilio y Josep que colaboran en momentos puntuales o ayudan con el transporte de donaciones. No hay nóminas, pero sí compromiso, solidaridad y un profundo sentido de entrega.
La red vecinal es más que un espacio de recepción y entrega; es una comunidad que se escucha, que comparte información, que se sostiene entre sí. "Somos todas mujeres, madres, que sabemos lo que cuesta llenar una nevera, vestir a un hijo o simplemente llegar a fin de mes", afirma con firmeza.
Quienes quieran ayudar pueden hacerlo a través de la página de Facebook de YoDono, el teléfono 605 61 09 43 o acudiendo directamente los lunes, miércoles y viernes por la tarde. Toda ayuda cuenta: ropa de invierno, chándales, sábanas, artículos para el hogar.
Una manta, un abrigo o un colchón pueden cambiar una noche y, a veces, esa mano tendida también puede cambiar una vida.