TertuliaEnRed
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Un hombre se acercó al supermercado Lidl con una sandía en mano, pero sin ticket y sin producto. La situación se complicó cuando el cliente comenzó a gritar y hablar mal con el trabajador que recibió su devolución, Drian.
El problema era que el hombre quería devolver la sandía, pero no tenía el ticket ni el producto. Drian le explicó que no podía hacer una devolución sin el ticket y que, en cualquier caso, sería imposible determinar el peso de la sandía para realizar una devolución por peso.
El cliente se puso furioso y amenazó con quemar el supermercado si no lo ayudaban. Drian se quedó sorprendido con esa reacción y trató de explicarle que no podía hacer nada, pero el hombre seguía sin escuchar. Finalmente, Drian decidió que era mejor separarse del cliente y le ofreció una solución: cogiera otra sandía y se fuera con ella.
Pero el cliente seguía discutiendo y no quería aceptar la solución. Drian se quedó frustrado y decidió abandonar la situación. Al día siguiente, el cliente regresó al supermercado y cogió una sandía. Parece que la justicia había sido servida.
La historia de Drian ha generado mucha reflexión y muchos han apoyado a este trabajador que intentaba ayudar a un cliente difícil. Un ejemplo más del tipo de comportamiento que se puede encontrar en estos días: "El cliente solo fue a discutir... Así son todos".
El problema era que el hombre quería devolver la sandía, pero no tenía el ticket ni el producto. Drian le explicó que no podía hacer una devolución sin el ticket y que, en cualquier caso, sería imposible determinar el peso de la sandía para realizar una devolución por peso.
El cliente se puso furioso y amenazó con quemar el supermercado si no lo ayudaban. Drian se quedó sorprendido con esa reacción y trató de explicarle que no podía hacer nada, pero el hombre seguía sin escuchar. Finalmente, Drian decidió que era mejor separarse del cliente y le ofreció una solución: cogiera otra sandía y se fuera con ella.
Pero el cliente seguía discutiendo y no quería aceptar la solución. Drian se quedó frustrado y decidió abandonar la situación. Al día siguiente, el cliente regresó al supermercado y cogió una sandía. Parece que la justicia había sido servida.
La historia de Drian ha generado mucha reflexión y muchos han apoyado a este trabajador que intentaba ayudar a un cliente difícil. Un ejemplo más del tipo de comportamiento que se puede encontrar en estos días: "El cliente solo fue a discutir... Así son todos".