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Un estudio reciente revela que uno de cada diez menores se considera adicto a las pantallas y que el 44% de ellos llevan su teléfono en la escuela.
Las madres y padres admiten sentirse "sobrepasados" por la tecnología que usan sus hijos, lo que ha llevado a que uno de cada siete menores manifieste síntomas de depresión. La culpa fue de los propios progenitors, que creían que eran inteligentes al controlar las pantallas.
El estudio también revela que el 78% del alumnado de 5º y 6º de primaria está ya registrado en alguna red social y el 43% lo está en 3 o más. El 9% de los chavales de 11 a 18 años dedican más de 5 horas diarias durante la semana lectiva a las redes sociales.
El consumo de pornografía se inicia a edades muy tempranas, los 11,5 años, y en uno de cada tres casos (36,7%) es de manera fortuita. El 29,6% del alumnado dice haber visto pornografía en alguna ocasión: el 7,2 % del de primaria, el 33,2 % de la ESO, el 55,7% de Bachillerato y el 62,9 % de FP.
El informe también revela que el consumo de pornografía puede llevar a una imagen falsa o distorsionada de lo que es realmente el sexo, y a presionar a otras personas para realizar en las prácticas sexuales. El 69,9 % del alumnado no habla nunca o casi nunca en su casa sobre sexualidad.
Los niños y jóvenes necesitan límites en el uso de la tecnología tanto en el centro educativo como en casa. Más de la mitad de los encuestados (58%) suele hablar con personas desconocidas a través de la red, y el 14% llega a quedar en presencial tras ese contacto virtual.
El movimiento "Adolescencia sin móviles" ha prometido un uso controlado y regulado de la tecnología durante la infancia y la adolescencia. Sin embargo, la realidad es que los niños y jóvenes reciben su primer smartphone entre los 9 y los 12 años, y la mayoría de las familias se lo regalan cuando cumplen 10 años.
El informe también destaca la necesidad de una mayor conciencia sobre el uso de las redes sociales y el consumo de pornografía. Los padres y educadores deben ser más conscientes del impacto que tiene la tecnología en los jóvenes y tomar medidas para protegerlos.
Las madres y padres admiten sentirse "sobrepasados" por la tecnología que usan sus hijos, lo que ha llevado a que uno de cada siete menores manifieste síntomas de depresión. La culpa fue de los propios progenitors, que creían que eran inteligentes al controlar las pantallas.
El estudio también revela que el 78% del alumnado de 5º y 6º de primaria está ya registrado en alguna red social y el 43% lo está en 3 o más. El 9% de los chavales de 11 a 18 años dedican más de 5 horas diarias durante la semana lectiva a las redes sociales.
El consumo de pornografía se inicia a edades muy tempranas, los 11,5 años, y en uno de cada tres casos (36,7%) es de manera fortuita. El 29,6% del alumnado dice haber visto pornografía en alguna ocasión: el 7,2 % del de primaria, el 33,2 % de la ESO, el 55,7% de Bachillerato y el 62,9 % de FP.
El informe también revela que el consumo de pornografía puede llevar a una imagen falsa o distorsionada de lo que es realmente el sexo, y a presionar a otras personas para realizar en las prácticas sexuales. El 69,9 % del alumnado no habla nunca o casi nunca en su casa sobre sexualidad.
Los niños y jóvenes necesitan límites en el uso de la tecnología tanto en el centro educativo como en casa. Más de la mitad de los encuestados (58%) suele hablar con personas desconocidas a través de la red, y el 14% llega a quedar en presencial tras ese contacto virtual.
El movimiento "Adolescencia sin móviles" ha prometido un uso controlado y regulado de la tecnología durante la infancia y la adolescencia. Sin embargo, la realidad es que los niños y jóvenes reciben su primer smartphone entre los 9 y los 12 años, y la mayoría de las familias se lo regalan cuando cumplen 10 años.
El informe también destaca la necesidad de una mayor conciencia sobre el uso de las redes sociales y el consumo de pornografía. Los padres y educadores deben ser más conscientes del impacto que tiene la tecnología en los jóvenes y tomar medidas para protegerlos.