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La financiación sostenible: un pilar clave para el desarrollo verde y responsable. En un mundo donde el cambio climático y las desigualdades se convierten cada vez más en una realidad imponente, la importancia de la financiación sostenible no puede ser subestimada. Conceptualmente, esta financiación se refiere a la creación de instrumentos financieros que incorporan criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en su diseño y ejecución.
Este enfoque no solo busca generar rentabilidad económica, sino también apoyar iniciativas que contribuyan a la lucha contra el cambio climático, la reducción de desigualdades o la mejora de la gobernanza empresarial. En los últimos años, la financiación sostenible ha pasado de ser una tendencia minoritaria a convertirse en una parte relevante dentro de la estrategia de financiación de muchas compañías.
Para las empresas, esta financiación es un pilar clave para mejorar el acceso a financiación en condiciones atractivas, ampliar su base de inversores y contribuir al desarrollo de sus estrategias de sostenibilidad. Para los inversores, representa una oportunidad de diversificación y contribución al desarrollo sostenible. Para la sociedad, la financiación sostenible puede acelerar la transición hacia una economía más verde e inclusiva.
Al canalizar recursos hacia proyectos que promueven la sostenibilidad, se pueden crear empleos verdes, mejorar la calidad de vida de las comunidades y reducir la huella ambiental. Además, esta financiación sostenible puede contribuir al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.
En Redeia, hemos sido pioneros en la financiación sostenible y hemos sido testigos directos de su evolución. En 2017, nuestra compañía se convirtió en la primera empresa del sector de las utilities en transformar su crédito sindicado de 800 millones de euros en una financiación sostenible. Desde 2020, hemos emitido varios bonos verdes con un volumen superior a los 2.000 millones de euros.
Estos bonos verdes están destinados a financiar proyectos que tienen un impacto positivo en el medio ambiente y contribuyen a la mitigación del cambio climático. Estos proyectos incluyen la construcción de infraestructuras para la integración de energías renovables, la mejora de la eficiencia energética en la red eléctrica y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, a pesar de los beneficios, la financiación sostenible también enfrenta desafíos. Uno de los principales retos es la falta de estandarización en la evaluación y medición del impacto de las inversiones sostenibles. Además, es necesario aumentar la transparencia y la rendición de cuentas para garantizar que los fondos se utilicen de manera efectiva y cumplan con los objetivos de sostenibilidad.
En este sentido, el nuevo estándar de bono verde europeo, regulado por el Reglamento Europeo (UE) 2023/2631, es un paso positivo hacia la transparencia en el mercado de bonos verdes. Este marco pretende combatir la promoción engañosa de que un instrumento financiero cumple con objetivos sostenibles, lo que permitirá a los inversores beneficiarse de una mayor comparabilidad entre bonos.
En Redeia, tenemos la firme convicción de que la financiación sostenible es una herramienta poderosa para promover el desarrollo responsable y canalizar las inversiones hacia proyectos que combinen rentabilidad y sostenibilidad. Y, como muestra, nos hemos fijado como objetivo que el 100% de nuestra financiación incorpore criterios ESG en 2030.
En resumen, la financiación sostenible es un elemento clave para el desarrollo verde y responsable. Es hora de que las empresas, los inversores y la sociedad trabajen juntos para crear un futuro más sostenible y equitativo.
Este enfoque no solo busca generar rentabilidad económica, sino también apoyar iniciativas que contribuyan a la lucha contra el cambio climático, la reducción de desigualdades o la mejora de la gobernanza empresarial. En los últimos años, la financiación sostenible ha pasado de ser una tendencia minoritaria a convertirse en una parte relevante dentro de la estrategia de financiación de muchas compañías.
Para las empresas, esta financiación es un pilar clave para mejorar el acceso a financiación en condiciones atractivas, ampliar su base de inversores y contribuir al desarrollo de sus estrategias de sostenibilidad. Para los inversores, representa una oportunidad de diversificación y contribución al desarrollo sostenible. Para la sociedad, la financiación sostenible puede acelerar la transición hacia una economía más verde e inclusiva.
Al canalizar recursos hacia proyectos que promueven la sostenibilidad, se pueden crear empleos verdes, mejorar la calidad de vida de las comunidades y reducir la huella ambiental. Además, esta financiación sostenible puede contribuir al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.
En Redeia, hemos sido pioneros en la financiación sostenible y hemos sido testigos directos de su evolución. En 2017, nuestra compañía se convirtió en la primera empresa del sector de las utilities en transformar su crédito sindicado de 800 millones de euros en una financiación sostenible. Desde 2020, hemos emitido varios bonos verdes con un volumen superior a los 2.000 millones de euros.
Estos bonos verdes están destinados a financiar proyectos que tienen un impacto positivo en el medio ambiente y contribuyen a la mitigación del cambio climático. Estos proyectos incluyen la construcción de infraestructuras para la integración de energías renovables, la mejora de la eficiencia energética en la red eléctrica y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, a pesar de los beneficios, la financiación sostenible también enfrenta desafíos. Uno de los principales retos es la falta de estandarización en la evaluación y medición del impacto de las inversiones sostenibles. Además, es necesario aumentar la transparencia y la rendición de cuentas para garantizar que los fondos se utilicen de manera efectiva y cumplan con los objetivos de sostenibilidad.
En este sentido, el nuevo estándar de bono verde europeo, regulado por el Reglamento Europeo (UE) 2023/2631, es un paso positivo hacia la transparencia en el mercado de bonos verdes. Este marco pretende combatir la promoción engañosa de que un instrumento financiero cumple con objetivos sostenibles, lo que permitirá a los inversores beneficiarse de una mayor comparabilidad entre bonos.
En Redeia, tenemos la firme convicción de que la financiación sostenible es una herramienta poderosa para promover el desarrollo responsable y canalizar las inversiones hacia proyectos que combinen rentabilidad y sostenibilidad. Y, como muestra, nos hemos fijado como objetivo que el 100% de nuestra financiación incorpore criterios ESG en 2030.
En resumen, la financiación sostenible es un elemento clave para el desarrollo verde y responsable. Es hora de que las empresas, los inversores y la sociedad trabajen juntos para crear un futuro más sostenible y equitativo.