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Una audición del Tribunal de Cuentas francés, revela las carencias en la seguridad del Louvre. Antes del robo de ocho joyas de la colección Napoleón y Emperatriz, el tribunal ya había advertido sobre "problemas considerables y persistentes" en la protección del museo.
El robo ha dejado a decenas de turistas fuera del museo. La policía francesa ha puesto en marcha un dispositivo para seguir a los cuatro ladrones que huyeron con el botín, lo cual se considera una de las operaciones más grandes de caza y captura en la reciente historia de Francia.
El gobierno francés ha abierto una investigación administrativa sobre los fallos de seguridad que permitieron el robo. La ministra de Cultura Rachida Dati admitió que "pusimos el polvo debajo de la alfombra", destacando que 40 años de abandono en la cuestión de la seguridad en los museos son responsables del hecho.
La presidencia del Louvre, Laurence des Cars, había ordenado una auditoría de seguridad hace dos años. Los resultados iban a ser presentados en diciembre y incorporados al proyecto "Nuevo Renacimiento" del Louvre. Sin embargo, parece que estos esfuerzos no fueron suficientes para evitar el robo.
El ministro de Interior Laurent Nuñez ha enviado un comunicado a los prefectos para fortalecer las medidas de seguridad en todos los museos e instituciones culturales de Francia.
La policía considera que las próximas 24 o 48 horas son críticas para recuperar el botín. El robo se llevó a cabo aprovechando obras en la fachada del museo y una labor previa de reconocimiento por parte de un comando del crimen organizado.
Los ladrones dejaron caer su pieza más preciosa: la corona de la emperatriz Eugenia con 1.354 diamantes y 56 esmeraldas, que fue encontrada rota en las inmediaciones del museo. Entre las joyas robadas figuran una tiara y un collar de zafiros, así como también un collar de esmeraldas y pendientes también de esmeralda de María Luisa.
El ministro de Justicia Gérald Darmanin ha reconocido sentirse estupefacto ante el hecho de que los ladrones pudieran "aparcar una plataforma elevadora para mudanzas en el centro de París y robar en minutos varias joyas de valor incalculable".
El robo ha dejado a decenas de turistas fuera del museo. La policía francesa ha puesto en marcha un dispositivo para seguir a los cuatro ladrones que huyeron con el botín, lo cual se considera una de las operaciones más grandes de caza y captura en la reciente historia de Francia.
El gobierno francés ha abierto una investigación administrativa sobre los fallos de seguridad que permitieron el robo. La ministra de Cultura Rachida Dati admitió que "pusimos el polvo debajo de la alfombra", destacando que 40 años de abandono en la cuestión de la seguridad en los museos son responsables del hecho.
La presidencia del Louvre, Laurence des Cars, había ordenado una auditoría de seguridad hace dos años. Los resultados iban a ser presentados en diciembre y incorporados al proyecto "Nuevo Renacimiento" del Louvre. Sin embargo, parece que estos esfuerzos no fueron suficientes para evitar el robo.
El ministro de Interior Laurent Nuñez ha enviado un comunicado a los prefectos para fortalecer las medidas de seguridad en todos los museos e instituciones culturales de Francia.
La policía considera que las próximas 24 o 48 horas son críticas para recuperar el botín. El robo se llevó a cabo aprovechando obras en la fachada del museo y una labor previa de reconocimiento por parte de un comando del crimen organizado.
Los ladrones dejaron caer su pieza más preciosa: la corona de la emperatriz Eugenia con 1.354 diamantes y 56 esmeraldas, que fue encontrada rota en las inmediaciones del museo. Entre las joyas robadas figuran una tiara y un collar de zafiros, así como también un collar de esmeraldas y pendientes también de esmeralda de María Luisa.
El ministro de Justicia Gérald Darmanin ha reconocido sentirse estupefacto ante el hecho de que los ladrones pudieran "aparcar una plataforma elevadora para mudanzas en el centro de París y robar en minutos varias joyas de valor incalculable".