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Durante medio siglo, se creyó que el esturión beluga había desaparecido para siempre del río Po. Pero hace unos días, un equipo de la Universidad de Ferrara descubrió un ejemplar de este "gigante de los ríos" en las aguas de Berra. El animal, de 2,05 metros de largo y 78,5 kilos, fue medido, fotografiado y liberado inmediatamente.
Para el investigador Mattia Lanzoni, testigo del hallazgo, "se trata de un hecho excepcional". La captura del pez se produjo durante las labores anuales de vaciado de la cuenca del Po di Berra, una operación rutinaria del Consorcio de Recuperación de Tierras de la Llanura de Ferrara, en colaboración con autoridades regionales, la universidad y asociaciones de pescadores.
Nadie esperaba encontrar allí un ejemplar que se daba por extinto en la zona desde los años setenta. El momento dejó sin habla incluso a los científicos más experimentados. "Cuando lo vimos, supimos de inmediato que era una beluga. Nos quedamos todos en silencio", recuerda Lanzoni.
El pez fue manipulado con extrema precaución: se tomaron muestras de ADN y medidas biométricas antes de devolverlo al agua. "Es un hallazgo de enorme valor científico", subrayó el investigador.
El esturión beluga es una especie mítica entre los biólogos y también entre los gastrónomos. Puede superar los seis metros de longitud y una tonelada de peso, lo que lo convierte en el pez de agua dulce más grande del planeta. Además, es el productor del codiciado caviar beluga, considerado uno de los más caros y apreciados del mundo.
Hasta principios de la década de 1970, este pez habitaba los ríos Adriático y Po, pero la sobrepesca y la degradación de los ecosistemas fluviales acabaron con su presencia en Italia. Hoy solo sobrevive en el mar Caspio y el mar Negro.
Por eso, el reciente avistamiento ha sido recibido como una señal de esperanza para la recuperación de los esturiones en el país. El descubrimiento coincide con el lanzamiento del proyecto europeo Life Restore, impulsado por varias universidades y parques naturales italianos, que busca restablecer las poblaciones de esturiones, entre ellas la del esturión adriático.
Para Lanzoni, el regreso del beluga al Po es "un símbolo poderoso del renacimiento del gran río" y una muestra de que la naturaleza, cuando se la protege, puede dar sorpresas extraordinarias. "Es más que un hallazgo científico", concluye el investigador. "Es un recordatorio de nuestra historia y de la vida que aún resiste en los ríos".
Para el investigador Mattia Lanzoni, testigo del hallazgo, "se trata de un hecho excepcional". La captura del pez se produjo durante las labores anuales de vaciado de la cuenca del Po di Berra, una operación rutinaria del Consorcio de Recuperación de Tierras de la Llanura de Ferrara, en colaboración con autoridades regionales, la universidad y asociaciones de pescadores.
Nadie esperaba encontrar allí un ejemplar que se daba por extinto en la zona desde los años setenta. El momento dejó sin habla incluso a los científicos más experimentados. "Cuando lo vimos, supimos de inmediato que era una beluga. Nos quedamos todos en silencio", recuerda Lanzoni.
El pez fue manipulado con extrema precaución: se tomaron muestras de ADN y medidas biométricas antes de devolverlo al agua. "Es un hallazgo de enorme valor científico", subrayó el investigador.
El esturión beluga es una especie mítica entre los biólogos y también entre los gastrónomos. Puede superar los seis metros de longitud y una tonelada de peso, lo que lo convierte en el pez de agua dulce más grande del planeta. Además, es el productor del codiciado caviar beluga, considerado uno de los más caros y apreciados del mundo.
Hasta principios de la década de 1970, este pez habitaba los ríos Adriático y Po, pero la sobrepesca y la degradación de los ecosistemas fluviales acabaron con su presencia en Italia. Hoy solo sobrevive en el mar Caspio y el mar Negro.
Por eso, el reciente avistamiento ha sido recibido como una señal de esperanza para la recuperación de los esturiones en el país. El descubrimiento coincide con el lanzamiento del proyecto europeo Life Restore, impulsado por varias universidades y parques naturales italianos, que busca restablecer las poblaciones de esturiones, entre ellas la del esturión adriático.
Para Lanzoni, el regreso del beluga al Po es "un símbolo poderoso del renacimiento del gran río" y una muestra de que la naturaleza, cuando se la protege, puede dar sorpresas extraordinarias. "Es más que un hallazgo científico", concluye el investigador. "Es un recordatorio de nuestra historia y de la vida que aún resiste en los ríos".