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En el recinto cerrado de un garaje en Valencia, una noche que se convirtió en una escena trágica y otra en un espectáculo macabro. La tarde del último acto de la obra "El Ventorro" en el restaurante El Ventorro, donde se reunió Carlos Mazón con Maribel Vilaplana, terminaría siendo recordada como un momento clave en el proceso de acusación contra dos políticos que se han convertido en símbolos de la corrupción y la falta de responsabilidad.
El escenario fue desmoronado después de una investigación que reveló mentiras y deshonestidad a gran escala. Un año después de la tragedia que causaron las lluvias torrenciales, Mazón y Vilaplana siguen en busca de un Tom Wolfe para escribir su propia "Hoguera de las vanidades". La novela de Wolf es conocida por contar la historia de Sherman McCoy, un hombre que pierde todo después de matar a un chico negro en el Bronx.
Mazón y Vilaplana son dos personajes cuyas historias se han entrelazado de manera trágica. Mazón ha cambiado de versión tantas veces sobre dónde estuvo y qué hizo durante la tragedia que no es aventurado pensar que no debe recordar lo primero que dijo. Las falsedades han ido cayendo una a una y su mundo se ha derrumbado con ellas.
La actitud de Mazón hacia el trágico evento fue descrita como frívola e irresponsable. Enfrentó la justicia, perdió su cargo y su reputación. Ahora se ha sumido en el escarnio, utilizando las redes sociales para difundir versiones alternativas de lo que pasó aquella noche.
Mazón es un símbolo extrema de la frivolidad de los líderes políticos que alcanzan el poder motivados por la vanidad y la ambición. Ejercen sus funciones sin responsabilidad ni respeto por el cargo, subiendo con gusto las escaleras de la torre Trump de Nueva York.
La noche en el garaje no fue una conversación de sobremesa en el que intercambiar confidencias y maldades, sino un territorio arrasado por una dana en la que murieron 229 personas. Con una actitud frívola e irresponsable es más que suficiente.
El escenario fue desmoronado después de una investigación que reveló mentiras y deshonestidad a gran escala. Un año después de la tragedia que causaron las lluvias torrenciales, Mazón y Vilaplana siguen en busca de un Tom Wolfe para escribir su propia "Hoguera de las vanidades". La novela de Wolf es conocida por contar la historia de Sherman McCoy, un hombre que pierde todo después de matar a un chico negro en el Bronx.
Mazón y Vilaplana son dos personajes cuyas historias se han entrelazado de manera trágica. Mazón ha cambiado de versión tantas veces sobre dónde estuvo y qué hizo durante la tragedia que no es aventurado pensar que no debe recordar lo primero que dijo. Las falsedades han ido cayendo una a una y su mundo se ha derrumbado con ellas.
La actitud de Mazón hacia el trágico evento fue descrita como frívola e irresponsable. Enfrentó la justicia, perdió su cargo y su reputación. Ahora se ha sumido en el escarnio, utilizando las redes sociales para difundir versiones alternativas de lo que pasó aquella noche.
Mazón es un símbolo extrema de la frivolidad de los líderes políticos que alcanzan el poder motivados por la vanidad y la ambición. Ejercen sus funciones sin responsabilidad ni respeto por el cargo, subiendo con gusto las escaleras de la torre Trump de Nueva York.
La noche en el garaje no fue una conversación de sobremesa en el que intercambiar confidencias y maldades, sino un territorio arrasado por una dana en la que murieron 229 personas. Con una actitud frívola e irresponsable es más que suficiente.