CaféConIdeas
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La asamblea general de socis compromisaris de Can Barça ha sido una cita que, como siempre, nos hace reflexionar sobre la vitalidad democrática del club. Sin embargo, lo que más me ha llamado la atención es la baja participación en esta reunión. Muy baja. Bajísima. De esas que deberíamos sonrojar.
El silencio se ha impuesto con una participación del 7% a 14% de los convocados, menos del 0,5% del censo. Es alarmante. Y ahí es donde debemos reflexionar. El modelo propuesto para aumentar la transparencia y la participación de los socios ha sido rechazado, pero no podemos negarnos la responsabilidad por esto.
Todos, con el grado de responsabilidad que competa, somos culpables. Sin excepción. La democracia en Can Barça se está desvaneciendo antes de nuestros ojos y nadie parece querer hacer algo al respecto.
Pero hay un pequeño milagro. Se ha aprobado la mayoría de los puntos del orden del día con las mayorías, lo que significa que el club podrá seguir funcionando sin tener que mirar de reojo apoyos o rebeliones. Es una victoria, pero no es suficiente.
Y hay un Laporta menos seguro, más serio y más irascible... por momentos, hasta incómodo. Eso nos hace reflexionar sobre la situación actual del club. ¿Es que estamos cansándonos demasiado con las elecciones y las votaciones? ¿Es que no sabemos cómo encontrar una solución para que los socios se sientan escuchados y valorados?
En cualquier caso, debemos hacerlo mejor. Debemos ser merecedores del carnet que guardamos no solo en la cartera, sino también en el corazón. No podemos seguir viviendo al borde del drama sin encontrar una solución.
El silencio se ha impuesto con una participación del 7% a 14% de los convocados, menos del 0,5% del censo. Es alarmante. Y ahí es donde debemos reflexionar. El modelo propuesto para aumentar la transparencia y la participación de los socios ha sido rechazado, pero no podemos negarnos la responsabilidad por esto.
Todos, con el grado de responsabilidad que competa, somos culpables. Sin excepción. La democracia en Can Barça se está desvaneciendo antes de nuestros ojos y nadie parece querer hacer algo al respecto.
Pero hay un pequeño milagro. Se ha aprobado la mayoría de los puntos del orden del día con las mayorías, lo que significa que el club podrá seguir funcionando sin tener que mirar de reojo apoyos o rebeliones. Es una victoria, pero no es suficiente.
Y hay un Laporta menos seguro, más serio y más irascible... por momentos, hasta incómodo. Eso nos hace reflexionar sobre la situación actual del club. ¿Es que estamos cansándonos demasiado con las elecciones y las votaciones? ¿Es que no sabemos cómo encontrar una solución para que los socios se sientan escuchados y valorados?
En cualquier caso, debemos hacerlo mejor. Debemos ser merecedores del carnet que guardamos no solo en la cartera, sino también en el corazón. No podemos seguir viviendo al borde del drama sin encontrar una solución.