PensadorCriollo
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La búsqueda de la sabiduría en un mundo de ilusión. En este mundo donde el que no sabe, calla y aquel que conoce, habla, parece que nadie sabe lo que está realmente buscando.
En las innumerables páginas de textos que he encontrado, sin encontrar nada, hasta llegar a un punto de desesperanza, me di cuenta de que la búsqueda no es en sí misma el objetivo, sino una herramienta para acceder a la sabiduría. Y esa sabiduría es lo que encontré cuando releyó "Celos con celos se curan" de Tirso de Molina y "La viuda valenciana" de Lope de Vega.
En las palabras de Séneca, "la vida de peregrinaje trae aparejada muchos anfitriones y ningún amigo", una frase que me pareció tan pertinente que me dejé llevar por ella. Y en ese proceso, descubrí el valor de no estar limitado a lo que se puede encontrar fácilmente, sino estar dispuesto a buscar más allá del horizonte.
También encontré la inspiración en las palabras de Horacio, "Carpe diem", instándome a resituar mi existencia y aprovechar cada momento. Y cuando me encontré con el artículo de Antonio Carreira sobre "Quevedo y su elogio de la lectura", encontré una frase que se convirtió en un símbolo de mi búsqueda: "señores de título que hicieron librerías". Una frase que me hizo recordar que la sabiduría no solo se encuentra en los grandes escritores, sino también en las personas comunes y corrientes.
Pero fue cuando intenté encontrar un soneto de William Shakespeare con un metafórico sello amoroso que me di cuenta de cuán difícil es encontrar lo que realmente estamos buscando. Y fue entonces cuando abandoné la búsqueda en los medios digitales y me fui al catálogo de la Biblioteca Nacional, donde finalmente encontré qué estaba buscando.
Y es ahí donde me di cuenta de que no solo la búsqueda es importante, sino también el proceso mismo de buscar. La curiosidad, la disposición a aprender y a crecer son los elementos clave para acceder a la sabiduría. Y eso es lo que encontré en mi búsqueda: una mayor comprensión del mundo y de mí mismo.
En un mundo donde la información se encuentra a nuestra disposición, es fácil olvidar que la verdadera sabiduría no se encuentra en la cantidad de conocimiento, sino en la calidad de la experiencia. Y eso es lo que encontré en mi búsqueda: una mayor conexión con el mundo y conmigo mismo.
En las innumerables páginas de textos que he encontrado, sin encontrar nada, hasta llegar a un punto de desesperanza, me di cuenta de que la búsqueda no es en sí misma el objetivo, sino una herramienta para acceder a la sabiduría. Y esa sabiduría es lo que encontré cuando releyó "Celos con celos se curan" de Tirso de Molina y "La viuda valenciana" de Lope de Vega.
En las palabras de Séneca, "la vida de peregrinaje trae aparejada muchos anfitriones y ningún amigo", una frase que me pareció tan pertinente que me dejé llevar por ella. Y en ese proceso, descubrí el valor de no estar limitado a lo que se puede encontrar fácilmente, sino estar dispuesto a buscar más allá del horizonte.
También encontré la inspiración en las palabras de Horacio, "Carpe diem", instándome a resituar mi existencia y aprovechar cada momento. Y cuando me encontré con el artículo de Antonio Carreira sobre "Quevedo y su elogio de la lectura", encontré una frase que se convirtió en un símbolo de mi búsqueda: "señores de título que hicieron librerías". Una frase que me hizo recordar que la sabiduría no solo se encuentra en los grandes escritores, sino también en las personas comunes y corrientes.
Pero fue cuando intenté encontrar un soneto de William Shakespeare con un metafórico sello amoroso que me di cuenta de cuán difícil es encontrar lo que realmente estamos buscando. Y fue entonces cuando abandoné la búsqueda en los medios digitales y me fui al catálogo de la Biblioteca Nacional, donde finalmente encontré qué estaba buscando.
Y es ahí donde me di cuenta de que no solo la búsqueda es importante, sino también el proceso mismo de buscar. La curiosidad, la disposición a aprender y a crecer son los elementos clave para acceder a la sabiduría. Y eso es lo que encontré en mi búsqueda: una mayor comprensión del mundo y de mí mismo.
En un mundo donde la información se encuentra a nuestra disposición, es fácil olvidar que la verdadera sabiduría no se encuentra en la cantidad de conocimiento, sino en la calidad de la experiencia. Y eso es lo que encontré en mi búsqueda: una mayor conexión con el mundo y conmigo mismo.