LatinoExprés
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"La Sanidad Pública se Desangra: ¿Quién Va a Salvar Vidas?"
En el mundo de las personas con problemas de la piel, una cita puede significar la diferencia entre la vida y la muerte. Y lo que sucede en Teruel no es una excepción. Cuatro años después de esperar que le dieran cita, una amiga absolutamente feliz me cuenta su historia mientras tomamos un café en la plaza del Torico.
La realidad es que el 243 pacientes que tuvieron consulta el pasado fin de semana fueron atendidos por un único facultativo durante solo seis minutos cada uno. ¿Pero qué locura es esta? La verdad es que no es tanta, ni en Teruel ni en ningún otro lado. Los médicos que trabajan en la Sanidad Pública y también en la Privada compaginan ambos trabajos.
Lo que cobra un médico en nuestro país es una vergüenza. Si sumamos al maltrato con las encadenadas contratas temporales o las guardias infinitas, vamos apañados. La diputada Alba Sánchez tiene mucha razón cuando pregunta: "¿Alguien puede pensar que en seis minutos se puede ofrecer una atención médica de calidad? Es imposible escuchar al paciente, explorarlo correctamente, valorar su historia, explicar un diagnóstico, pautar un tratamiento y registrar todo en la historia clínica en tan poco tiempo".
Y quién va a hacer el seguimiento clínico? ¿Quién controla la evolución de los tratamientos o revisa si hay que cambiar la medicación? La respuesta es que estos dermatólogos no pertenecen al servicio del hospital, sino que son especialistas de la empresa privada que no van a estar aquí la semana siguiente y duplican lo que cobran los médicos habituales del hospital.
El Gobierno de Aragón se ha apresurado a responder que "no han habido facultativos de esta especialidad que hayan mostrado interés en ocupar esa plaza". Pero ¿quién está dispuesto a salvar vidas cuando el Ministerio de Sanidad parece no hacer nada?
En un mundo donde el mercado persa se lleva todo, ¿qué más puede hacer el político local o regional de turno? Creo que nada. Lo que sí es innegable es que la solución tiene complicada.
En el mundo de las personas con problemas de la piel, una cita puede significar la diferencia entre la vida y la muerte. Y lo que sucede en Teruel no es una excepción. Cuatro años después de esperar que le dieran cita, una amiga absolutamente feliz me cuenta su historia mientras tomamos un café en la plaza del Torico.
La realidad es que el 243 pacientes que tuvieron consulta el pasado fin de semana fueron atendidos por un único facultativo durante solo seis minutos cada uno. ¿Pero qué locura es esta? La verdad es que no es tanta, ni en Teruel ni en ningún otro lado. Los médicos que trabajan en la Sanidad Pública y también en la Privada compaginan ambos trabajos.
Lo que cobra un médico en nuestro país es una vergüenza. Si sumamos al maltrato con las encadenadas contratas temporales o las guardias infinitas, vamos apañados. La diputada Alba Sánchez tiene mucha razón cuando pregunta: "¿Alguien puede pensar que en seis minutos se puede ofrecer una atención médica de calidad? Es imposible escuchar al paciente, explorarlo correctamente, valorar su historia, explicar un diagnóstico, pautar un tratamiento y registrar todo en la historia clínica en tan poco tiempo".
Y quién va a hacer el seguimiento clínico? ¿Quién controla la evolución de los tratamientos o revisa si hay que cambiar la medicación? La respuesta es que estos dermatólogos no pertenecen al servicio del hospital, sino que son especialistas de la empresa privada que no van a estar aquí la semana siguiente y duplican lo que cobran los médicos habituales del hospital.
El Gobierno de Aragón se ha apresurado a responder que "no han habido facultativos de esta especialidad que hayan mostrado interés en ocupar esa plaza". Pero ¿quién está dispuesto a salvar vidas cuando el Ministerio de Sanidad parece no hacer nada?
En un mundo donde el mercado persa se lleva todo, ¿qué más puede hacer el político local o regional de turno? Creo que nada. Lo que sí es innegable es que la solución tiene complicada.