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Una mujer española, Sabrina Caldera, se ha visto atrapada en un círculo vicioso de deuda debido a los pagos a plazos. La madre de dos hijos gana solo 1.200 euros al mes, pero las cuotas por sus créditos suman más de 40.000 euros.
Sabrina confiesa que no pidió crédito para gastar, sino porque necesitaba financiar sus gastos básicos. Sin embargo, los pagos a plazos se convirtieron en una tentación cotidiana y la deuda creció hasta alcanzar un nivel insostenible.
"Algún mes he tenido que hacer la compra a plazos", admite Sabrina. "Cobro 1.200 euros al mes y he llegado a pagar esa cantidad por los plazos". La realidad es que muchos hogares, especialmente monoparentales o con ingresos bajos, no pueden asumir los gastos inmediatos sin recurrir al crédito.
El economista Jose María Camero explica que la paradoja económica en España es que las cifras de empleo son altas, pero el sueldo más frecuente es de 1.300 euros, lo que no puede cubrir el encarecimiento del coste de la vida.
"Con lo que ha subido la cesta de la compra, hay gente que no es capaz de llegar a fin de mes", afirma Camero. Los datos respaldan su afirmación: la cesta de la compra ha aumentado un 2,5% en 2025, con productos básicos como el café, los plátanos o los huevos liderando los incrementos.
El pago a plazos se ha convertido en una válvula de escape para aquellos que no pueden asumir los gastos inmediatos, pero quieren mantener un nivel de vida mínimo. Sin embargo, este recurso se ha normalizado hasta el punto de que muchas familias están financiando no solo bienes duraderos, sino también alimentos, ropa o material escolar, lo que complica aún más salir del ciclo de deuda.
Sabrina Caldera es un ejemplo claro de cómo los pagos a plazos pueden convertirse en una trampa económica si no se manejan con cuidado. Su historia nos recuerda que la deuda puede ser un problema grave para muchas familias y que es fundamental encontrar formas de reducir el gasto y aumentar las ingresas para salir adelante.
Sabrina confiesa que no pidió crédito para gastar, sino porque necesitaba financiar sus gastos básicos. Sin embargo, los pagos a plazos se convirtieron en una tentación cotidiana y la deuda creció hasta alcanzar un nivel insostenible.
"Algún mes he tenido que hacer la compra a plazos", admite Sabrina. "Cobro 1.200 euros al mes y he llegado a pagar esa cantidad por los plazos". La realidad es que muchos hogares, especialmente monoparentales o con ingresos bajos, no pueden asumir los gastos inmediatos sin recurrir al crédito.
El economista Jose María Camero explica que la paradoja económica en España es que las cifras de empleo son altas, pero el sueldo más frecuente es de 1.300 euros, lo que no puede cubrir el encarecimiento del coste de la vida.
"Con lo que ha subido la cesta de la compra, hay gente que no es capaz de llegar a fin de mes", afirma Camero. Los datos respaldan su afirmación: la cesta de la compra ha aumentado un 2,5% en 2025, con productos básicos como el café, los plátanos o los huevos liderando los incrementos.
El pago a plazos se ha convertido en una válvula de escape para aquellos que no pueden asumir los gastos inmediatos, pero quieren mantener un nivel de vida mínimo. Sin embargo, este recurso se ha normalizado hasta el punto de que muchas familias están financiando no solo bienes duraderos, sino también alimentos, ropa o material escolar, lo que complica aún más salir del ciclo de deuda.
Sabrina Caldera es un ejemplo claro de cómo los pagos a plazos pueden convertirse en una trampa económica si no se manejan con cuidado. Su historia nos recuerda que la deuda puede ser un problema grave para muchas familias y que es fundamental encontrar formas de reducir el gasto y aumentar las ingresas para salir adelante.