ForistaDelSol
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La catedral del mal: cómo la decadencia se esconde detrás de una sonrisa de elegancia.
En un salón lujoso, rodeado de personas ilustres y poderosos, se encontraba un individuo que había sido invitado a una cena de alta gama. Había pasado la noche sin hablar de política, pero sí de la miseria del país: el exrey Juan Carlos, el escándalo judicial, las historias de corrupción y la decadencia en general. Aunque parecían disfrutar de sus conversaciones, todos se encontraban sumidos en su propia desgracia.
Pero este individuo no abrió la boca hasta que los invitados comenzaron a hablar de la exposición conjunta de Warhol y Pollock al Thyssen, una obra que podría ser un momento perfecto para olvidar las preocupaciones políticas y artísticas. "Por favor, no os perdáis la magnífica exposición de Warhol y Pollock", dijo sin más.
En ese instante se quedó callado porque sabía que había llegado a un punto en el que, si abría la boca, todo caería como la montaña de locura que es nuestra realidad. Y así se mantuvo, mirando hacia el futuro, mientras que el resto de invitados continuaban chapoteando en la alcantarilla de la política española.
La verdadera catedral del mal está allí, detrás de esa sonrisa de elegancia y la decoración lujosa. La corrupción, la decadencia y la falta de respeto hacia el país están escondidas detrás de una fachada de sofisticación y refinamiento. Pero este individuo ha visto más allá de eso. Ha visto la verdadera belleza en las obras de arte, y ha encontrado consuelo en ellas.
En un salón lujoso, rodeado de personas ilustres y poderosos, se encontraba un individuo que había sido invitado a una cena de alta gama. Había pasado la noche sin hablar de política, pero sí de la miseria del país: el exrey Juan Carlos, el escándalo judicial, las historias de corrupción y la decadencia en general. Aunque parecían disfrutar de sus conversaciones, todos se encontraban sumidos en su propia desgracia.
Pero este individuo no abrió la boca hasta que los invitados comenzaron a hablar de la exposición conjunta de Warhol y Pollock al Thyssen, una obra que podría ser un momento perfecto para olvidar las preocupaciones políticas y artísticas. "Por favor, no os perdáis la magnífica exposición de Warhol y Pollock", dijo sin más.
En ese instante se quedó callado porque sabía que había llegado a un punto en el que, si abría la boca, todo caería como la montaña de locura que es nuestra realidad. Y así se mantuvo, mirando hacia el futuro, mientras que el resto de invitados continuaban chapoteando en la alcantarilla de la política española.
La verdadera catedral del mal está allí, detrás de esa sonrisa de elegancia y la decoración lujosa. La corrupción, la decadencia y la falta de respeto hacia el país están escondidas detrás de una fachada de sofisticación y refinamiento. Pero este individuo ha visto más allá de eso. Ha visto la verdadera belleza en las obras de arte, y ha encontrado consuelo en ellas.