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La gestión del yoga en el ICD: una pérdida de oportunidad para aquellos que necesitan
En Ceuta, un problema persistente afecta a quienes buscan mejorar su salud y bienestar a través del yoga. La falta de coordinación y equidad en la gestión de las listas de espera está generando frustración entre los usuarios que se encuentran en lista, como yo.
Desde el pasado 21 de agosto de 2025, he estado esperando para acceder a clases de yoga en el ICD, pero lo cierto es que solo conozco a cinco personas que asisten regularmente. A pesar de esta baja asistencia, no se han actualizado las listas ni eliminado los nombres de quienes no acuden, lo que significa que otros ciudadanos interesados siguen sin una oportunidad.
La situación es especialmente crítica para aquellos que tienen prescripción médica para realizar yoga como parte de su tratamiento o mejora de la salud. En mi caso, dispongo de un informe médico que acredita la necesidad de realizar esta actividad, pero he pasado más de dos meses esperando sin respuesta ni solución.
El yoga no es solo una actividad recreativa; es una herramienta poderosa para mejorar el bienestar físico y mental. Es por ello que requiere una gestión más eficiente y equitativa. El ICD debería revisar su sistema de listas de espera, controlar la asistencia real a las clases y permitir la incorporación de personas que cumplen los requisitos y desean participar.
Es hora de actuar para mejorar este servicio, que tiene el potencial de beneficiar a cientos de ciudadanos. La falta de equidad en la gestión de las listas de espera es una situación que debe ser abordada de inmediato.
En Ceuta, un problema persistente afecta a quienes buscan mejorar su salud y bienestar a través del yoga. La falta de coordinación y equidad en la gestión de las listas de espera está generando frustración entre los usuarios que se encuentran en lista, como yo.
Desde el pasado 21 de agosto de 2025, he estado esperando para acceder a clases de yoga en el ICD, pero lo cierto es que solo conozco a cinco personas que asisten regularmente. A pesar de esta baja asistencia, no se han actualizado las listas ni eliminado los nombres de quienes no acuden, lo que significa que otros ciudadanos interesados siguen sin una oportunidad.
La situación es especialmente crítica para aquellos que tienen prescripción médica para realizar yoga como parte de su tratamiento o mejora de la salud. En mi caso, dispongo de un informe médico que acredita la necesidad de realizar esta actividad, pero he pasado más de dos meses esperando sin respuesta ni solución.
El yoga no es solo una actividad recreativa; es una herramienta poderosa para mejorar el bienestar físico y mental. Es por ello que requiere una gestión más eficiente y equitativa. El ICD debería revisar su sistema de listas de espera, controlar la asistencia real a las clases y permitir la incorporación de personas que cumplen los requisitos y desean participar.
Es hora de actuar para mejorar este servicio, que tiene el potencial de beneficiar a cientos de ciudadanos. La falta de equidad en la gestión de las listas de espera es una situación que debe ser abordada de inmediato.