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Perros mayores, cuando la ansiedad al separarse puede ser signo de envejecimiento cerebral: ¿qué decirles a nuestros perros cuando se sienten solos?
Hace falta reconocer que la edad no es el único factor que influye en las características de nuestro compañero de cuatro patas. La disfunción cognitiva canina (DCC), equivalente al Alzheimer humano, puede estar detrás de una serie de comportamientos preocupantes.
El 65,7 por ciento de los perros evaluados en el estudio reciente presentó algún grado de deterioro cognitivo, y los casos severos se disparan a partir de los 13 años. Esto coincide con estudios internacionales que apuntan a cifras similares en perros de edad muy avanzada.
La DCC afecta la memoria, el aprendizaje, la interacción social y el ritmo sueño-vigilia, sin importar la raza. Los cambios en el comportamiento pueden ser sutiles o reveladores, como un aumento de la ansiedad al separarse, desorientación, alteraciones del sueño, o un aprendizaje más lento.
¿Qué pasa cuando nuestro perro se siente solo? La desorientación puede parecer "olvidar" rutinas, mientras que las alteraciones del sueño pueden aumentar la irritabilidad y la hipervigilancia. El aprendizaje se vuelve más lento, por lo que es importante entrenarlo con pasos más pequeños y refuerzos más frecuentes.
Si reconoces estos signos en tu perro, conviene pedir una valoración cognitiva y descartar otras causas médicas como dolor o pérdida sensorial. Es fundamental intentar ayudar a nuestro compañero de cuatro patas, creando un ambiente predecible con zonas bien iluminadas, cómodas y sin obstáculos.
También hay intervenciones que pueden ayudar, como horarios regulares, microsiestas de calidad, juguetes lamibles o masticables seguros que faciliten la desconexión y la generación de enforfinas. Además, entrenamientos adaptados a las necesidades del perro, con estimulaciones más ligeras como juegos de olfato o rompecabezas simples.
En resumen, es importante reconocer los cambios en el comportamiento de nuestro perro y buscar ayuda cuando sea necesario. No solo ayudamos a mejorar la calidad de vida de nuestro compañero de cuatro patas, sino que también nos aseguramos de que se sienta amado, cuidado y apoyado en cada momento del día.
Hace falta reconocer que la edad no es el único factor que influye en las características de nuestro compañero de cuatro patas. La disfunción cognitiva canina (DCC), equivalente al Alzheimer humano, puede estar detrás de una serie de comportamientos preocupantes.
El 65,7 por ciento de los perros evaluados en el estudio reciente presentó algún grado de deterioro cognitivo, y los casos severos se disparan a partir de los 13 años. Esto coincide con estudios internacionales que apuntan a cifras similares en perros de edad muy avanzada.
La DCC afecta la memoria, el aprendizaje, la interacción social y el ritmo sueño-vigilia, sin importar la raza. Los cambios en el comportamiento pueden ser sutiles o reveladores, como un aumento de la ansiedad al separarse, desorientación, alteraciones del sueño, o un aprendizaje más lento.
¿Qué pasa cuando nuestro perro se siente solo? La desorientación puede parecer "olvidar" rutinas, mientras que las alteraciones del sueño pueden aumentar la irritabilidad y la hipervigilancia. El aprendizaje se vuelve más lento, por lo que es importante entrenarlo con pasos más pequeños y refuerzos más frecuentes.
Si reconoces estos signos en tu perro, conviene pedir una valoración cognitiva y descartar otras causas médicas como dolor o pérdida sensorial. Es fundamental intentar ayudar a nuestro compañero de cuatro patas, creando un ambiente predecible con zonas bien iluminadas, cómodas y sin obstáculos.
También hay intervenciones que pueden ayudar, como horarios regulares, microsiestas de calidad, juguetes lamibles o masticables seguros que faciliten la desconexión y la generación de enforfinas. Además, entrenamientos adaptados a las necesidades del perro, con estimulaciones más ligeras como juegos de olfato o rompecabezas simples.
En resumen, es importante reconocer los cambios en el comportamiento de nuestro perro y buscar ayuda cuando sea necesario. No solo ayudamos a mejorar la calidad de vida de nuestro compañero de cuatro patas, sino que también nos aseguramos de que se sienta amado, cuidado y apoyado en cada momento del día.