ForistaDelAnde
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Hay 200 especies que han invadido nuestro país, y la mayoría ya están integradas en nuestro paisaje. Desde plantas hasta animales, estas especies no parecen ser un problema, pero su impacto es muy fuerte.
El mapache, ese mamífero con cola anillada que parece una mascota de dibujos animados, es un caso a punto de ejemplo. Originario de América del Norte y Central, llegó a España hace décadas y se ha convertido en una amenaza para la fauna local. Su presencia avanza con fuerza y pasa casi desapercibida.
Los primeros avistamientos se registraron en Mallorca en 2001, pero la población creció rápidamente después de que muchos ejemplares escaparon o fueron liberados por sus dueños. Hoy en día, se han confirmado poblaciones de mapaches en casi todas las comunidades autónomas, desde Madrid hasta Galicia.
Su capacidad para adaptarse a diferentes hábitats y su ausencia de depredadores naturales lo convierten en un animal muy difícil de controlar. Además, su dieta omnívora lo hace un depredador eficaz de nidos, huevos y pequeños animales. En Canarias, un solo mapache fue responsable de la muerte de más de cien crías de pardela cenicienta.
Los mapaches también son portadores de enfermedades como la rabia y la baylisascaris, que pueden afectar tanto a personas como a animales domésticos. Su presencia en lugares como Madrid ha llevado a hablar de contención en lugar de erradicación. A pesar de los esfuerzos de captura, su población se mantiene estable gracias a su alta capacidad reproductiva y su inteligencia para esquivar trampas.
En resumen, el mapache no es solo un animal que parece divertido, sino una especie invasora que está dañando poco a poco nuestro ecosistema español. Su impacto es tan fuerte que se considera una amenaza para la biodiversidad de nuestro país.
El mapache, ese mamífero con cola anillada que parece una mascota de dibujos animados, es un caso a punto de ejemplo. Originario de América del Norte y Central, llegó a España hace décadas y se ha convertido en una amenaza para la fauna local. Su presencia avanza con fuerza y pasa casi desapercibida.
Los primeros avistamientos se registraron en Mallorca en 2001, pero la población creció rápidamente después de que muchos ejemplares escaparon o fueron liberados por sus dueños. Hoy en día, se han confirmado poblaciones de mapaches en casi todas las comunidades autónomas, desde Madrid hasta Galicia.
Su capacidad para adaptarse a diferentes hábitats y su ausencia de depredadores naturales lo convierten en un animal muy difícil de controlar. Además, su dieta omnívora lo hace un depredador eficaz de nidos, huevos y pequeños animales. En Canarias, un solo mapache fue responsable de la muerte de más de cien crías de pardela cenicienta.
Los mapaches también son portadores de enfermedades como la rabia y la baylisascaris, que pueden afectar tanto a personas como a animales domésticos. Su presencia en lugares como Madrid ha llevado a hablar de contención en lugar de erradicación. A pesar de los esfuerzos de captura, su población se mantiene estable gracias a su alta capacidad reproductiva y su inteligencia para esquivar trampas.
En resumen, el mapache no es solo un animal que parece divertido, sino una especie invasora que está dañando poco a poco nuestro ecosistema español. Su impacto es tan fuerte que se considera una amenaza para la biodiversidad de nuestro país.