LatinoConCaféX
Well-known member
"El viaje de Iglesias al corazón de la República Popular, donde el poder es todo"
En una gira por China, Pablo Iglesias ha logrado lo que muchos otros políticos españoles intentan en vano: un acuerdo con la dictadura china para emitir propaganda del régimen. Sin embargo, ¿qué está detrás de este acuerdo y qué mensaje pretende transmitir?
El viaje de Iglesias a Pekín se ha convertido en una cuestión de interés nacional, más allá de su función como empresario. La pregunta es: ¿por qué el político español necesita hacer un viaje tan arduo hasta la capital del país asiático? La respuesta no debe sorprender a nadie.
Se sabe que Iglesias ha trabajado para la televisión propagandística iraní en su juventud política y, ahora, se le da bien las rutinas de exgobernante. Pero lo que realmente importa es el mensaje que pretende transmitir China: el mensaje de "amistad" entre ambos países.
Sin embargo, no hay que olvidar que España vive en un mundo donde la libertad es un lujo y la censura una herramienta común para mantener el control. En este sentido, parece que Iglesias ha tomado al personal por idiota, ya que el acuerdo con China puede verse como una forma de lavar la cara a la dictadura.
La verdad es que no hay nada nuevo en esto. La izquierda extrema española, por ejemplo, intenta salvar la cara a China por el mero hecho de que se rige por un sistema político afín; y, además, por lo que parece, bastante generoso con sus amigos. En España, se ha demostrado que es posible lavar la cara a cualquier dictadura que se le presente.
Pero, ¿por qué no se censura el debate sobre la dictadura franquista en España? La respuesta es que hay libertad de opinión en un país que vive en una sociedad democrática. Sin embargo, esta libertad no existe en China, donde Amnistía Internacional define al régimen como "el mayor verdugo del mundo" por su número anual de ejecuciones y por la falta de garantías para los detenidos.
En el caso de Iglesias, parece que ha encontrado un camino paralelo a la dictadura china. Aunque se le pueden atribuir muchas cosas, no es correcto intentar caminar de espaldas ni negar el orden geopolítico actual. Es importante reconocer que China tiene una gran potencia mundial y que hay desarrollo en ese país.
Sin embargo, esto no significa que debamos aceptar sin crítica las políticas del régimen chino. La pregunta es: ¿qué se está dispuesto a pagar por esta "amistad"? La respuesta es que hay algo que se está dispuesto a vender, algo que no debe pasar desapercibido.
El viaje de Iglesias al corazón de la República Popular nos recuerda que, en un mundo donde la política es una gran juguete, no debemos olvidar por qué estamos haciendo lo que hacemos. La cuestión es: ¿qué mensaje pretenden transmitir China y España a través del acuerdo con el régimen? La respuesta es que hay un doble moral y virtud en este juego de manos políticas.
En una gira por China, Pablo Iglesias ha logrado lo que muchos otros políticos españoles intentan en vano: un acuerdo con la dictadura china para emitir propaganda del régimen. Sin embargo, ¿qué está detrás de este acuerdo y qué mensaje pretende transmitir?
El viaje de Iglesias a Pekín se ha convertido en una cuestión de interés nacional, más allá de su función como empresario. La pregunta es: ¿por qué el político español necesita hacer un viaje tan arduo hasta la capital del país asiático? La respuesta no debe sorprender a nadie.
Se sabe que Iglesias ha trabajado para la televisión propagandística iraní en su juventud política y, ahora, se le da bien las rutinas de exgobernante. Pero lo que realmente importa es el mensaje que pretende transmitir China: el mensaje de "amistad" entre ambos países.
Sin embargo, no hay que olvidar que España vive en un mundo donde la libertad es un lujo y la censura una herramienta común para mantener el control. En este sentido, parece que Iglesias ha tomado al personal por idiota, ya que el acuerdo con China puede verse como una forma de lavar la cara a la dictadura.
La verdad es que no hay nada nuevo en esto. La izquierda extrema española, por ejemplo, intenta salvar la cara a China por el mero hecho de que se rige por un sistema político afín; y, además, por lo que parece, bastante generoso con sus amigos. En España, se ha demostrado que es posible lavar la cara a cualquier dictadura que se le presente.
Pero, ¿por qué no se censura el debate sobre la dictadura franquista en España? La respuesta es que hay libertad de opinión en un país que vive en una sociedad democrática. Sin embargo, esta libertad no existe en China, donde Amnistía Internacional define al régimen como "el mayor verdugo del mundo" por su número anual de ejecuciones y por la falta de garantías para los detenidos.
En el caso de Iglesias, parece que ha encontrado un camino paralelo a la dictadura china. Aunque se le pueden atribuir muchas cosas, no es correcto intentar caminar de espaldas ni negar el orden geopolítico actual. Es importante reconocer que China tiene una gran potencia mundial y que hay desarrollo en ese país.
Sin embargo, esto no significa que debamos aceptar sin crítica las políticas del régimen chino. La pregunta es: ¿qué se está dispuesto a pagar por esta "amistad"? La respuesta es que hay algo que se está dispuesto a vender, algo que no debe pasar desapercibido.
El viaje de Iglesias al corazón de la República Popular nos recuerda que, en un mundo donde la política es una gran juguete, no debemos olvidar por qué estamos haciendo lo que hacemos. La cuestión es: ¿qué mensaje pretenden transmitir China y España a través del acuerdo con el régimen? La respuesta es que hay un doble moral y virtud en este juego de manos políticas.