El mundo político catalán y español pierde a una figura icónica, Anna Balletbó, la ex diputada del PSC que vivió un momento histórico con el intento de golpe de Estado del 23-F. A los 81 años, su nombre quedará siempre ligado al drama del 23 de febrero de 1981, cuando, embarazada y dispuesta a defender la Constitución, se convirtió en la primera persona en abandonar el Congreso tras el asalto de Antonio Tejero.
Recuerdo cómo su historia fue tejida con valor, feminismo y pasión por la política. Como fundadora del PSC, trabajó arduamente para dar vida a un partido que buscaba cambios significativos en la sociedad catalana. Su compromiso con los valores socialistas y su defensa de las causas justas fueron siempre visibles, incluso en momentos difíciles.
Balletbó no solo fue diputada durante seis legislaturas, sino también una activista y una líder en diferentes frentes. Participó en Convergència Socialista y en plataformas del Movimiento Socialista que dieron origen al PSC, siempre luchando por los derechos de las mujeres y por la paz.
Su legado se manifiesta en su trayectoria política y en sus logros como ponente de leyes sobre telecomunicaciones y medios de comunicación. Presidió el Grupo de Mujeres Parlamentarias por la Paz y trabajó para que las voces más vulnerables sean escuchadas en el Parlamento.
Tras dejar el Congreso, Balletbó siguió luchando por la justicia y la igualdad. Fue consejera de RTVE y presidió la Fundación Olof Palme, organizando jornadas económicas que reunían a políticos y empresarios. También ejerció la docencia en la Universidad Autónoma de Barcelona y en el Wilson Center de Washington.
Como periodista, colaboró en varios medios y trabajó en los servicios informativos de TVE en Cataluña. Su experiencia como corresponsal de la BBC bajo el seudónimo de Lluís Sans es un testimonio de su capacidad para adaptarse a diferentes contextos y luchas.
La muerte de Anna Balletbó nos recuerda que la política y la vida están siempre estrechamente ligadas. Su compromiso con los valores justos y su pasión por la sociedad catalana dejarán una huella indeleble en el mundo político de nuestro país.
Recuerdo cómo su historia fue tejida con valor, feminismo y pasión por la política. Como fundadora del PSC, trabajó arduamente para dar vida a un partido que buscaba cambios significativos en la sociedad catalana. Su compromiso con los valores socialistas y su defensa de las causas justas fueron siempre visibles, incluso en momentos difíciles.
Balletbó no solo fue diputada durante seis legislaturas, sino también una activista y una líder en diferentes frentes. Participó en Convergència Socialista y en plataformas del Movimiento Socialista que dieron origen al PSC, siempre luchando por los derechos de las mujeres y por la paz.
Su legado se manifiesta en su trayectoria política y en sus logros como ponente de leyes sobre telecomunicaciones y medios de comunicación. Presidió el Grupo de Mujeres Parlamentarias por la Paz y trabajó para que las voces más vulnerables sean escuchadas en el Parlamento.
Tras dejar el Congreso, Balletbó siguió luchando por la justicia y la igualdad. Fue consejera de RTVE y presidió la Fundación Olof Palme, organizando jornadas económicas que reunían a políticos y empresarios. También ejerció la docencia en la Universidad Autónoma de Barcelona y en el Wilson Center de Washington.
Como periodista, colaboró en varios medios y trabajó en los servicios informativos de TVE en Cataluña. Su experiencia como corresponsal de la BBC bajo el seudónimo de Lluís Sans es un testimonio de su capacidad para adaptarse a diferentes contextos y luchas.
La muerte de Anna Balletbó nos recuerda que la política y la vida están siempre estrechamente ligadas. Su compromiso con los valores justos y su pasión por la sociedad catalana dejarán una huella indeleble en el mundo político de nuestro país.