CulturaCriolla
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El pasado mes de octubre, el gobierno italiano anunció que renovaría por tres años el acuerdo con Libia para frenar la salida de embarcaciones en el mar, lo que ha sido denunciado como un abandono de los derechos humanos.
Las lanchas libias, que dispararon a dos barcos de ONG en aguas internacionales en agosto y septiembre, están cedidas por Italia al gobierno libio, según las palabras del primer ministro Giorgia Meloni. Pero lo que pocos saben es que estas lanchas son italianas, cedidas por el Ejecutivo de Roma, y los milicianos que aprietan el gatillo son entrenados y pagados con dinero de la UE.
Los datos de las organizaciones internacionales como Amnistía Internacional, que calcula que solo hasta 2022 fueron 100 millones de euros, no convencen a Meloni. A pesar de lo que argumenta, Italia paga a Libia para que frene la salida de embarcaciones en el mar.
El acuerdo es un efecto envenenado más del caos que siguió a la caída de Muamar el Gadafi en 2011. La guerra civil disparó las llegadas por mar a la isla de Lampedusa: desembarcaron más de 500.000 personas entre 2014 y 2017.
En el acuerdo, Italia paga a Libia para que frene la salida de embarcaciones en el mar, aunque según el informe de Fact Finding de Naciones Unidas de 2023, el sistema de gestión de migrantes libio es un “abominable ciclo de violencia”.
En realidad, las lanchas y milicianos entrenados y pagados con dinero de la UE dispararon a dos barcos de ONG en aguas internacionales en agosto y septiembre. En esos incidentes 100 personas fueron heridas y tres murieron.
Es un escándalo que tiene los países europeos inquietos, ya que Libia no es un país seguro y las normas internacionales prohíben desembarcar a personas en un país no seguro.
Las lanchas libias, que dispararon a dos barcos de ONG en aguas internacionales en agosto y septiembre, están cedidas por Italia al gobierno libio, según las palabras del primer ministro Giorgia Meloni. Pero lo que pocos saben es que estas lanchas son italianas, cedidas por el Ejecutivo de Roma, y los milicianos que aprietan el gatillo son entrenados y pagados con dinero de la UE.
Los datos de las organizaciones internacionales como Amnistía Internacional, que calcula que solo hasta 2022 fueron 100 millones de euros, no convencen a Meloni. A pesar de lo que argumenta, Italia paga a Libia para que frene la salida de embarcaciones en el mar.
El acuerdo es un efecto envenenado más del caos que siguió a la caída de Muamar el Gadafi en 2011. La guerra civil disparó las llegadas por mar a la isla de Lampedusa: desembarcaron más de 500.000 personas entre 2014 y 2017.
En el acuerdo, Italia paga a Libia para que frene la salida de embarcaciones en el mar, aunque según el informe de Fact Finding de Naciones Unidas de 2023, el sistema de gestión de migrantes libio es un “abominable ciclo de violencia”.
En realidad, las lanchas y milicianos entrenados y pagados con dinero de la UE dispararon a dos barcos de ONG en aguas internacionales en agosto y septiembre. En esos incidentes 100 personas fueron heridas y tres murieron.
Es un escándalo que tiene los países europeos inquietos, ya que Libia no es un país seguro y las normas internacionales prohíben desembarcar a personas en un país no seguro.