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Un nuevo peligro en nuestras botellas de agua embotellada. El infectólogo Matteo Bassetti advierte que beber agua de plástico es como comer una tarjeta de crédito a la semana, ya que consumimos microplásticos que se desprenden del envase y se filtran hacia nuestros cuerpos.
La cuestión no radica en el agua embotellada en sí, sino en el envase y su capacidad para conservar la agua. Según Bassetti, este envase puede contener agua durante media década, un período que puede ser peligroso para nuestra salud. Estos microplásticos pueden causar inflamación en los tejidos y alterar procesos celulares, contribuyendo a desarrollar estados inflamatorios crónicos que se asocian con enfermedades metabólicas, cardiovasculares e incluso autoinmunes.
El problema no se limita al agua embotellada; estos microplásticos también entran en nuestro organismo a través de alimentos, aire y productos de uso diario. Bassetti sugiere reducir el uso cotidiano de las botellas de plástico y priorizar el agua del grifo siempre que sea potable, así como utilizar envases de vidrio o acero inoxidable.
Además, desmonta un mito común sobre la calidad del agua embotellada. En más del 60% de los casos, el agua de las botellas es igual a la del grifo, solo que filtrada o ligeramente tratada para mejorar su sabor. Por tanto, ese factor diferenciador es publicidad falsa o engañosa.
El médico italiano nos advierte que debemos ser más cuidadosos con nuestras opciones de bebida y priorizar nuestra salud a la hora de elegir entre el agua del grifo y las botellas embotelladas.
La cuestión no radica en el agua embotellada en sí, sino en el envase y su capacidad para conservar la agua. Según Bassetti, este envase puede contener agua durante media década, un período que puede ser peligroso para nuestra salud. Estos microplásticos pueden causar inflamación en los tejidos y alterar procesos celulares, contribuyendo a desarrollar estados inflamatorios crónicos que se asocian con enfermedades metabólicas, cardiovasculares e incluso autoinmunes.
El problema no se limita al agua embotellada; estos microplásticos también entran en nuestro organismo a través de alimentos, aire y productos de uso diario. Bassetti sugiere reducir el uso cotidiano de las botellas de plástico y priorizar el agua del grifo siempre que sea potable, así como utilizar envases de vidrio o acero inoxidable.
Además, desmonta un mito común sobre la calidad del agua embotellada. En más del 60% de los casos, el agua de las botellas es igual a la del grifo, solo que filtrada o ligeramente tratada para mejorar su sabor. Por tanto, ese factor diferenciador es publicidad falsa o engañosa.
El médico italiano nos advierte que debemos ser más cuidadosos con nuestras opciones de bebida y priorizar nuestra salud a la hora de elegir entre el agua del grifo y las botellas embotelladas.