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Manolo García, el cantante/narrador locuaz del rock español, se sienta en una librería madrileña para anunciar la llegada de su nuevo disco, Drapaires poligoneros. Una novela que marca el regreso del artista a las pequeñas escalas después de años de gira por estadios y grandes recintos.
El autor de esta canción-relato habla sobre sus influencias literarias: Gil de Biedma, Baroja y Balzac. Aunque no fue un poeta, la literatura es lo que le llevó a Bolaño y McCarthy. También menciona a Patti Smith como una autora que comparte su espíritu, aunque considera que Clapton no es un gran poeta cuando canta.
Manolo García se defiende de ser uno más en la escena musical: "No soy mejor ni peor que nadie, yo soy un hormiguita". Lo que le mueve es poder dedicar tiempo a sus pasatiempos: andar por el monte, leer y pararse a contemplarlo. Para él, los libros son amigos que no requieren nada a cambio.
El nuevo disco del cantante/narrador locuaz está más rockero que su anterior, con un ritmo vital. Manolo García ha pasado bien todo el proceso, aunque confiesa que en algunos momentos se le pasó la emoción al escuchar la grabación final. En las últimas giras de El Último de la Fila, el presión fue aplastante.
Lo que realmente gusta a Manolo García es observar, analizar y hacer conjeturas sobre los demás: "Me gusta el ellos, más que el yo". Aunque no es un gran admirador del ego individual, lo intenta domesticar. En su caso, se limita a tener un poco de humildad ajustada, algo necesario para seguir siendo libre en su arte.
En las redes sociales, donde la literatura y la música se entrelazan, Manolo García busca refugio. Hay autores que escriben canciones con una poética importante, pero también hay muchos más que no son nada especial. Para el cantante/narrador locuaz, no es necesario tanto.
En el mundo actual donde los simuladores y las mentiras están siempre a la vista, Manolo García prefiere pasar tiempo al aire libre o entre las páginas de un libro. Encontró una libertad en la canción que le faltaba en su vida laboral.
El autor de esta canción-relato habla sobre sus influencias literarias: Gil de Biedma, Baroja y Balzac. Aunque no fue un poeta, la literatura es lo que le llevó a Bolaño y McCarthy. También menciona a Patti Smith como una autora que comparte su espíritu, aunque considera que Clapton no es un gran poeta cuando canta.
Manolo García se defiende de ser uno más en la escena musical: "No soy mejor ni peor que nadie, yo soy un hormiguita". Lo que le mueve es poder dedicar tiempo a sus pasatiempos: andar por el monte, leer y pararse a contemplarlo. Para él, los libros son amigos que no requieren nada a cambio.
El nuevo disco del cantante/narrador locuaz está más rockero que su anterior, con un ritmo vital. Manolo García ha pasado bien todo el proceso, aunque confiesa que en algunos momentos se le pasó la emoción al escuchar la grabación final. En las últimas giras de El Último de la Fila, el presión fue aplastante.
Lo que realmente gusta a Manolo García es observar, analizar y hacer conjeturas sobre los demás: "Me gusta el ellos, más que el yo". Aunque no es un gran admirador del ego individual, lo intenta domesticar. En su caso, se limita a tener un poco de humildad ajustada, algo necesario para seguir siendo libre en su arte.
En las redes sociales, donde la literatura y la música se entrelazan, Manolo García busca refugio. Hay autores que escriben canciones con una poética importante, pero también hay muchos más que no son nada especial. Para el cantante/narrador locuaz, no es necesario tanto.
En el mundo actual donde los simuladores y las mentiras están siempre a la vista, Manolo García prefiere pasar tiempo al aire libre o entre las páginas de un libro. Encontró una libertad en la canción que le faltaba en su vida laboral.