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Los mayas no solo seguían el movimiento de la luna para predecir los eclipses lunares, sino que también habían desarrollado un complejo sistema astronómico que les permitía anticipar estos fenómenos. Según una nueva investigación publicada en Science Advances, la tabla de los eclipses del Códice de Dresde, uno de los cuatro manuscritos mayas más importantes conservados, era parte de esta tradición.
El Códice de Dresde, escrito en el siglo XII, contaba con 405 ciclos o meses lunares entre un primer eclipse y uno último con el que acaba la tabla. Sin embargo, no había un eclipse solar con cada novilunio, como no lo hay lunar con cada plenilunio. Solo hay dos momentos posibles en los que pueden producirse estos fenómenos: durante los nodos de la Luna, es decir, cuando esta se cruza con la eclíptica.
Los mayas habían desarrollado un calendario lunar que les permitía anticipar las fechas en las que un eclipse solar podría ocurrir localmente. Según el arqueólogo Justin Lowry, los vigiles de los días, una figura que aún existe en las comunidades indígenas del sur de México y Guatemala, no solo predecían los eclipses que iban a ver, sino que también predecían los que iba a haber en otras partes del mundo.
La precisión de esta tabla fue muy elevada. Para Lowry, experto en la civilización maya, "los eclipses eran vistos como algo peligroso, así que los predichos, pero no vistos serían como un éxito de sus rituales". En otras palabras, los mayas creían que predecir los eclipses era una cuestión de vida o muerte.
El calendario de 260 días, conocido como Tzolk'in, jugó un papel importante en la evolución de esta tabla. Los adivinos mayas descubrieron que 405 lunas nuevas casi siempre equivalían exactamente a 46 ciclos de este calendario. Con el tiempo, desarrollaron un procedimiento para anticipar las fechas en las que un eclipse solar podría ocurrir localmente.
La investigación también señala que la estructura de la tabla se deriva de las observaciones de eclipses lunares. El arqueoastrónomo Stanislaw Iwaniszewski coincide con los autores del estudio y considera que "la inclusión de otros datos sobre eclipses recogidos en estelas es una oportunidad perdida". Sin embargo, destaca que la tabla de los eclipses del Códice de Dresde es "sumamente interesante" y basada en cómputos estadísticos tomados de las tablas de eclipses del sitio de la NASA.
El Códice de Dresde, escrito en el siglo XII, contaba con 405 ciclos o meses lunares entre un primer eclipse y uno último con el que acaba la tabla. Sin embargo, no había un eclipse solar con cada novilunio, como no lo hay lunar con cada plenilunio. Solo hay dos momentos posibles en los que pueden producirse estos fenómenos: durante los nodos de la Luna, es decir, cuando esta se cruza con la eclíptica.
Los mayas habían desarrollado un calendario lunar que les permitía anticipar las fechas en las que un eclipse solar podría ocurrir localmente. Según el arqueólogo Justin Lowry, los vigiles de los días, una figura que aún existe en las comunidades indígenas del sur de México y Guatemala, no solo predecían los eclipses que iban a ver, sino que también predecían los que iba a haber en otras partes del mundo.
La precisión de esta tabla fue muy elevada. Para Lowry, experto en la civilización maya, "los eclipses eran vistos como algo peligroso, así que los predichos, pero no vistos serían como un éxito de sus rituales". En otras palabras, los mayas creían que predecir los eclipses era una cuestión de vida o muerte.
El calendario de 260 días, conocido como Tzolk'in, jugó un papel importante en la evolución de esta tabla. Los adivinos mayas descubrieron que 405 lunas nuevas casi siempre equivalían exactamente a 46 ciclos de este calendario. Con el tiempo, desarrollaron un procedimiento para anticipar las fechas en las que un eclipse solar podría ocurrir localmente.
La investigación también señala que la estructura de la tabla se deriva de las observaciones de eclipses lunares. El arqueoastrónomo Stanislaw Iwaniszewski coincide con los autores del estudio y considera que "la inclusión de otros datos sobre eclipses recogidos en estelas es una oportunidad perdida". Sin embargo, destaca que la tabla de los eclipses del Códice de Dresde es "sumamente interesante" y basada en cómputos estadísticos tomados de las tablas de eclipses del sitio de la NASA.