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Un equipo de ingenieros canadienses ha dado un paso importante hacia el futuro sostenible de las hogueras. Han desarrollado una solución innovadora que combina tres tecnologías clave para reducir la factura de la luz a la mitad y disminuir las emisiones de CO2 en un 55%.
La propuesta se basa en la integración perfecta de paneles solares, bombas de calor y acumuladores térmicos. Los paneles solares, instalados en el tejado de una vivienda, generan electricidad que alimenta la bomba de calor. La bomba de calor produce energía térmica que se almacena en un acumulador basado en cambio de fase.
Este tipo de almacenamiento térmico aprovecha el fenómeno físico del cambio de estado, donde un material absorbe o libera grandes cantidades de energía sin cambiar de temperatura. Gracias a esta tecnología, el sistema puede equilibrar las variaciones en la producción solar y ofrecer calor cuando más se necesita, incluso en ausencia de sol.
Los primeros resultados son muy prometedores: se ha logrado reducir las facturas eléctricas en un 45% y las emisiones de CO2 en un 55%. Además, el autoconsumo de energía solar ha aumentado en un 60%, lo que implica una menor dependencia de la red eléctrica convencional.
El objetivo del equipo es demostrar la viabilidad de este sistema durante todo un año con la meta final de eliminar el uso de combustibles fósiles en la calefacción residencial. Según Shafquat Rana, el investigador principal, esta solución es segura, rentable y puede instalarse tanto en viviendas nuevas como existentes sin necesidad de grandes reformas.
Este proyecto es un paso adelante hacia una energía más sostenible y eficiente. La colaboración entre la tecnología y la innovación se está convirtiendo en una realidad, lo que nos permite imaginar un futuro donde la energía no es un lujo, sino un derecho para todos.
La propuesta se basa en la integración perfecta de paneles solares, bombas de calor y acumuladores térmicos. Los paneles solares, instalados en el tejado de una vivienda, generan electricidad que alimenta la bomba de calor. La bomba de calor produce energía térmica que se almacena en un acumulador basado en cambio de fase.
Este tipo de almacenamiento térmico aprovecha el fenómeno físico del cambio de estado, donde un material absorbe o libera grandes cantidades de energía sin cambiar de temperatura. Gracias a esta tecnología, el sistema puede equilibrar las variaciones en la producción solar y ofrecer calor cuando más se necesita, incluso en ausencia de sol.
Los primeros resultados son muy prometedores: se ha logrado reducir las facturas eléctricas en un 45% y las emisiones de CO2 en un 55%. Además, el autoconsumo de energía solar ha aumentado en un 60%, lo que implica una menor dependencia de la red eléctrica convencional.
El objetivo del equipo es demostrar la viabilidad de este sistema durante todo un año con la meta final de eliminar el uso de combustibles fósiles en la calefacción residencial. Según Shafquat Rana, el investigador principal, esta solución es segura, rentable y puede instalarse tanto en viviendas nuevas como existentes sin necesidad de grandes reformas.
Este proyecto es un paso adelante hacia una energía más sostenible y eficiente. La colaboración entre la tecnología y la innovación se está convirtiendo en una realidad, lo que nos permite imaginar un futuro donde la energía no es un lujo, sino un derecho para todos.