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El Instituto Cervantes, una institución pública que busca promover y difundir la cultura española, ha generado un gran revuelo entre los escritores saharauis. La publicación del "Anuario del español en el mundo" 2025, presentado por el poeta Luis García Montero, ha sido criticada por considerar al Sáhara Occidental como parte de Marruecos y a sus hispanohablantes como marroquíes.
Los escritores saharauis han denunciado que esta decisión da legitimidad a la agenda colonial de Marruecos y ignora el derecho internacional. Según los autores, "esta omisión no es un simple descuido, sino un reflejo de cómo se sigue administrando nuestra invisibilización". La carta que lleva la firma de Ali Salem Iselmu, Bahia MH Awah y Farah Dih enfatiza que "los saharauis no somos marroquíes" y que el español es una lengua que atraviesa todos los ámbitos de su sociedad.
La decisión del Cervantes se ha criticado por considerar al Sáhara Occidental como una "región de Marruecos", lo que contradice las resoluciones de Naciones Unidas. La bibliografía oficial del anuario incluso define al Sáhara Occidental como tal, lo que genera dudas sobre la precisión de las cifras sobre hispanohablantes en el país.
El movimiento saharaui ha expresado su rechazo a esta decisión y ha recordado que Almudena Grandes, esposa de García Montero, fue una defensora apasionada del pueblo saharaui. La novelista participó en iniciativas solidarias y denunció reiteradamente el abandono institucional.
La situación se ha vuelto especialmente controversyosa en un momento en que la política española hacia su excolonia está siendo cuestionada. El Cervantes, una institución que debería promover la cultura y la identidad de las diferentes regiones de España, ha generado un gran malentendido entre los saharauis.
La decisión del Cervantes no solo distorsiona la realidad, sino que contribuye al silenciamiento de los hablantes de español en el Sáhara Occidental. Mientras exista un saharaui que escriba o hable en esta lengua, el español seguirá formando parte de su identidad, con todo lo que ello implica.
En este momento, es importante recordar las palabras de Miguel de Cervantes, quien supo mirar al mundo con espíritu crítico y empatía. ¿Cómo podría una institución como el Cervantes no entender la importancia de reconocer y respetar la identidad cultural de un pueblo que ha sido ocupado durante décadas? La respuesta es clara: hay que darle voz a las voces silenciadas y proteger los derechos de aquellos que han sido marginados.
Los escritores saharauis han denunciado que esta decisión da legitimidad a la agenda colonial de Marruecos y ignora el derecho internacional. Según los autores, "esta omisión no es un simple descuido, sino un reflejo de cómo se sigue administrando nuestra invisibilización". La carta que lleva la firma de Ali Salem Iselmu, Bahia MH Awah y Farah Dih enfatiza que "los saharauis no somos marroquíes" y que el español es una lengua que atraviesa todos los ámbitos de su sociedad.
La decisión del Cervantes se ha criticado por considerar al Sáhara Occidental como una "región de Marruecos", lo que contradice las resoluciones de Naciones Unidas. La bibliografía oficial del anuario incluso define al Sáhara Occidental como tal, lo que genera dudas sobre la precisión de las cifras sobre hispanohablantes en el país.
El movimiento saharaui ha expresado su rechazo a esta decisión y ha recordado que Almudena Grandes, esposa de García Montero, fue una defensora apasionada del pueblo saharaui. La novelista participó en iniciativas solidarias y denunció reiteradamente el abandono institucional.
La situación se ha vuelto especialmente controversyosa en un momento en que la política española hacia su excolonia está siendo cuestionada. El Cervantes, una institución que debería promover la cultura y la identidad de las diferentes regiones de España, ha generado un gran malentendido entre los saharauis.
La decisión del Cervantes no solo distorsiona la realidad, sino que contribuye al silenciamiento de los hablantes de español en el Sáhara Occidental. Mientras exista un saharaui que escriba o hable en esta lengua, el español seguirá formando parte de su identidad, con todo lo que ello implica.
En este momento, es importante recordar las palabras de Miguel de Cervantes, quien supo mirar al mundo con espíritu crítico y empatía. ¿Cómo podría una institución como el Cervantes no entender la importancia de reconocer y respetar la identidad cultural de un pueblo que ha sido ocupado durante décadas? La respuesta es clara: hay que darle voz a las voces silenciadas y proteger los derechos de aquellos que han sido marginados.