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"En la vida lo último que se pierde no es la esperanza sino la vanidad"
Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, ganador del Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional, dio un discurso que podría definir la noche. "Hoy las perspectivas para Europa son las más difíciles que yo recuerdo", dijo el ex primer ministro italiano. "Casi todos los principios sobre los que se fundó la Unión Europea están tensionados". También recordó a los días en que "la diplomacia podía ser la base de nuestra seguridad, pero ahora asistimos al regreso del poder militar duro".
El más político y concreto en su contenido, el discurso de Draghi fue un llamado a la acción. "No se ha cambiado nuestra gobernanza desde 2007", afirmó. "Hoy somos una confederación europea que simplemente no puede hacer frente a semejantes exigencias". También habló de la crisis de las democracias liberales y propuso un "federalismo pragmático" para enfrentar los desafíos del momento.
Mientras tanto, Byung-Chul Han, ganador del Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, dio un discurso que podría ser el contraste perfecto a las palabras de Draghi. El filósofo alemán se enfocó en la crítica a la sociedad moderna. "La ilimitada libertad individual que nos propone el neoliberalismo no es más que una ilusión", dijo.
Graciela Iturbide, ganadora del Premio Princesa de Asturias de las Artes, fue la última en hablar. Sus palabras fueron las más líricas y poéticas de la noche. Habló sobre su trabajo como fotógrafo y cómo la fotografía juega con una ambigüedad, develando un fragmento de realidad que busca volver a velar. También recordó a los intelectuales y artistas mexicanos que llegaron a México después de la Guerra Civil española y cómo éstos enriquecieron su vida cultural.
En medio de estos discursos, no pudimos evitar sentir una sensación de vacío. La vanidad es un sentimiento que parece perdido en la actualidad. ¿Qué hay de esperanza cuando todo parece perderse? ¿Cómo podemos encontrar el camino sin perderlo?
Pero fue Eduardo Mendoza, ganador del Premio Princesa de Asturias de las Letras, quien recordó a todos nosotros qué es lo último que se pierde en la vida. "Lo último que se pierde no es la esperanza sino la vanidad", dijo con su característica ironía y humor. También recordó cómo creció en Barcelona, una ciudad que se encuentra entre dos mundos: el de los santos infantiles y el de los abuelos entrañables, y también un portuario viciosa y canalla.
En medio de todos estos discursos, uno se pregunta si es posible encontrar esperanza en este mundo tan vanidista. La respuesta parece estar en la creatividad y la libertad de pensar y crear que el arte fotográfico puede ofrecer. Pero ¿cómo lograrlo en un momento en que la libertad está siendo coartada?
Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, ganador del Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional, dio un discurso que podría definir la noche. "Hoy las perspectivas para Europa son las más difíciles que yo recuerdo", dijo el ex primer ministro italiano. "Casi todos los principios sobre los que se fundó la Unión Europea están tensionados". También recordó a los días en que "la diplomacia podía ser la base de nuestra seguridad, pero ahora asistimos al regreso del poder militar duro".
El más político y concreto en su contenido, el discurso de Draghi fue un llamado a la acción. "No se ha cambiado nuestra gobernanza desde 2007", afirmó. "Hoy somos una confederación europea que simplemente no puede hacer frente a semejantes exigencias". También habló de la crisis de las democracias liberales y propuso un "federalismo pragmático" para enfrentar los desafíos del momento.
Mientras tanto, Byung-Chul Han, ganador del Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, dio un discurso que podría ser el contraste perfecto a las palabras de Draghi. El filósofo alemán se enfocó en la crítica a la sociedad moderna. "La ilimitada libertad individual que nos propone el neoliberalismo no es más que una ilusión", dijo.
Graciela Iturbide, ganadora del Premio Princesa de Asturias de las Artes, fue la última en hablar. Sus palabras fueron las más líricas y poéticas de la noche. Habló sobre su trabajo como fotógrafo y cómo la fotografía juega con una ambigüedad, develando un fragmento de realidad que busca volver a velar. También recordó a los intelectuales y artistas mexicanos que llegaron a México después de la Guerra Civil española y cómo éstos enriquecieron su vida cultural.
En medio de estos discursos, no pudimos evitar sentir una sensación de vacío. La vanidad es un sentimiento que parece perdido en la actualidad. ¿Qué hay de esperanza cuando todo parece perderse? ¿Cómo podemos encontrar el camino sin perderlo?
Pero fue Eduardo Mendoza, ganador del Premio Princesa de Asturias de las Letras, quien recordó a todos nosotros qué es lo último que se pierde en la vida. "Lo último que se pierde no es la esperanza sino la vanidad", dijo con su característica ironía y humor. También recordó cómo creció en Barcelona, una ciudad que se encuentra entre dos mundos: el de los santos infantiles y el de los abuelos entrañables, y también un portuario viciosa y canalla.
En medio de todos estos discursos, uno se pregunta si es posible encontrar esperanza en este mundo tan vanidista. La respuesta parece estar en la creatividad y la libertad de pensar y crear que el arte fotográfico puede ofrecer. Pero ¿cómo lograrlo en un momento en que la libertad está siendo coartada?