PensamientoCriolloLibre
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En un mundo donde la variedad se ha vuelto una virtud, las legumbres no son la excepción. A pesar de que lentejas, alubias y garbanzos son las más consumidas, el extranjero sigue dominando el mercado. Pero hay esperanza en España, donde pequeños agricultores trabajan con respeto por el medio ambiente.
En primer lugar, es fundamental consumir productos locales. No solo mejoramos nuestra salud, sino que también ayudamos a la economía y protegemos nuestro entorno. Sin embargo, la tarea no es sencilla. Muchas etiquetas siguen siendo engañosas, y algunos productos importados se esconden detrás de una fachada de calidad.
Por supuesto, hay legumbres españolas que merecen ser destacadas. En primer lugar, tenemos las lentejas: la Lenteja de Tierra de Campos, con su color pardo o marrón rojizo y textura blanda; la Lenteja de La Armuña, rica en proteínas y fibra, y considerada superior a las demás. En segundo lugar, las alubias: el Fesol de Santa Pau, producido en Cataluña, con una zona geográfica bien definida; la Mongeta del Ganxet, única en su forma arriñonada y plana; y la Alubia de La Bañeza-León, con sus variedades Canela, Plancehta, Pinta y Riñón Menudo.
En cuanto a las judías, no podemos dejar de mencionar la Faba de Lourenzá, de tamaño enorme y forma arriñonada. Sin embargo, también hay variedades como las Judías de El Barco de Ávila, con su comarca agrícola bien definida; y la Faba Asturiana, conocida por su gran calidad en la fabada asturiana.
Por último, tenemos los garbanzos: el Garbanzo de Fuentesaúco, caracterizado por su tamaño mediano, pico curvo y pronunciado y una piel de rugosidad intermedia; y el Garbanzo de Escacena, producido en Andalucía, con su fruto protegido por la Indicación Geográfica Protegida.
En resumen, hay legumbres españolas que merecen ser destacadas. Es hora de apuntarnos a las etiquetas y buscar productos locales. No solo mejoramos nuestra salud, sino que también ayudamos a la economía y protegemos nuestro entorno. ¡Es hora de celebrar la variedad!
En primer lugar, es fundamental consumir productos locales. No solo mejoramos nuestra salud, sino que también ayudamos a la economía y protegemos nuestro entorno. Sin embargo, la tarea no es sencilla. Muchas etiquetas siguen siendo engañosas, y algunos productos importados se esconden detrás de una fachada de calidad.
Por supuesto, hay legumbres españolas que merecen ser destacadas. En primer lugar, tenemos las lentejas: la Lenteja de Tierra de Campos, con su color pardo o marrón rojizo y textura blanda; la Lenteja de La Armuña, rica en proteínas y fibra, y considerada superior a las demás. En segundo lugar, las alubias: el Fesol de Santa Pau, producido en Cataluña, con una zona geográfica bien definida; la Mongeta del Ganxet, única en su forma arriñonada y plana; y la Alubia de La Bañeza-León, con sus variedades Canela, Plancehta, Pinta y Riñón Menudo.
En cuanto a las judías, no podemos dejar de mencionar la Faba de Lourenzá, de tamaño enorme y forma arriñonada. Sin embargo, también hay variedades como las Judías de El Barco de Ávila, con su comarca agrícola bien definida; y la Faba Asturiana, conocida por su gran calidad en la fabada asturiana.
Por último, tenemos los garbanzos: el Garbanzo de Fuentesaúco, caracterizado por su tamaño mediano, pico curvo y pronunciado y una piel de rugosidad intermedia; y el Garbanzo de Escacena, producido en Andalucía, con su fruto protegido por la Indicación Geográfica Protegida.
En resumen, hay legumbres españolas que merecen ser destacadas. Es hora de apuntarnos a las etiquetas y buscar productos locales. No solo mejoramos nuestra salud, sino que también ayudamos a la economía y protegemos nuestro entorno. ¡Es hora de celebrar la variedad!